Ya os hablaba de Boolino en la anterior reseña de Harry Potter, así que vamos a empezar con esta reseña tan particular.
Al ser libros que son soberanamente conocidos, no quiero poneros lo típico de quién es su autora (todos sabéis que es J. K. Rowling y que se ha hecho de oro con esta saga y los sucedáneos). Además, la sinopsis y toda la información (además de muchas más reseñas) están pinchando la imagen de la portada. No, en esta ocasión quiero hablaros de por qué me he lanzado a leerlo, qué emociones y sensaciones me están surgiendo al leerlo y cuál es la razón de que, teniendo 23 años, habiendo visto las películas mil veces y habiéndome leído los libros una vez hace 10 años (¡qué vieja soy, por Dios!), me enganche como lo hace y me siga impresionando.
Lo que más me ha gustado del segundo libro es el afianzamiento de la relación entre nuestros tres protagonistas y la aparición de quien se convertirá en uno de mis personajes favoritos: Dobby. Vale que la entrada en la saga no es muy acertada, pero es muy fiel, sincero y muy... hiperactivo, por decirlo de alguna manera jajaja.
Además, en algunas ocasiones mi perro me recuerda a él, cuando se pone con las orejas para delante :P
Hay un aspecto de este libro que quiero destacar, o más bien el proceso de lectura que he llevado a cabo. No he podido evitar hacer comparaciones con la película, y si bien la primera era bastante similar (con algunas excepciones, claro), en esta es que hay demasiadas diferencias. Y las chicas del grupo de whatsapp y yo hemos llegado a una conclusión: a Ron le intentan dejar como pardillo y tontorrón y a Neville le anulan completamente. Es un aspecto que no me ha gustado descubrir, ya que las películas nos encantan a mi madre y a mí y las vemos siempre que podemos, pero me ha sentado bastante mal el hecho de que Ron en el libro sepa mucho más que en la película.
¡Ah! Otra cosa que me ha perturbado un poco es una cuestión argumental: la edad de Hagrid, Dumbledore, Voldemort... Si la Cámara de los secretos se abrió hace 50 años, cuando Voldemort tenía 16 años, Dumbledore, que era profesor en aquella época, ahora debería rondar los 70, pero Hagrid también, porque estaba en tercero cuando todo ocurrió. Me he quedado un poco pillada en ese aspecto, pero bueno... no sé si luego habrá explicación, o si Hagrid es más joven por su sangre de gigante, o qué.
Por lo demás, la saga mantiene su dinámica: a mí me hace rememorar momentos que creía olvidados, como leer los libros con mi prima cuando me quedaba a dormir a su casa, o cuando me quedaba despierta toda la noche leyendo porque no podía parar (cosa que enfadaba y sigue enfadando a mi madre jajaja).
Un cinco de cabo a rabo. Todo el libro es perfectísimo, y todo el mundo debería leerlo al menos dos veces en la vida ;)