Harry Potter y la Orden del Fénix de J. K. Rowling

Publicado el 15 febrero 2011 por Kovua

Harry y su primo Dudley son atacados en el barrio donde viven sus tíos por dementores, lo que le obliga a Harry a utilizar la magia delante de su primo muggle para proteger a ambos. Poco después, debido a lo ocurrido y por utilizar la magia frente a gente no mágica recibe una carta del Ministerio de Magia citándole para una vista. Allí Dumbledore y su simpática vecina le ayudaran a librarse de la pena.
Al llegar a Hogwarts en cambio se encuentra con una profesora de Defensa contra las Artes Oscuras inesperada, Dolores Umbrigde, una malvada maestra enviada por el Ministerio para dificultar el día a día a su director, profesores y alumnos a estos últimos castigándolos copiando una frase con su propia sangre que poco a poco se va grabando en la mano de aquel que cae en una infracción. Y es que predica con la frase “la letra con sangre entra”.
Mientras tanto Harry tiene pesadillas sobre El-que-no-debe-ser-nombrado o Lord Voldermort, el cual quiere conseguir un arma oculta en el Departamento de Misterios del Ministerio. A través de las pesadillas descubre información que les ayudará a él y sus amigos a resolver el misterio.
Harry y sus amigos tendrán que oponerse al poder, lo que siempre es difícil, también conseguirán descubrirse a sí mismos frente a los peores momentos. Pero lo más complicado es superar la muerte a lo que tendrán que afrontar los tres compañeros si quieren vencer al Señor Oscuro.
Recomendada para aquellos que les guste muchísimo leer pues este es el libro más largo de la saga, también para aquellos que les guste otro punto de vista de la heroicidad de su protagonista, también para aquellos que quieran descubrir más interrogantes sobre sus protagonista, en definitiva para los fanáticos de la saga. Y por último para aquellas personas que les guste los libros juveniles sobre magos.
Extractos:
Al día siguiente, Harry fue el primero que despertó en el dormitorio. Se quedó un momento tumbado y contempló el polvo que se arremolinaba en un rayo de sol que entraba por el espacio que había entre las cortinas de su cama adoselada, saboreando la idea de que era sábado. La primera semana del curso había sido interminable, como una gigantesca lección de Historia de la Magia.
No había ni rastro de aquel lamentable maniquí ni del sitio en que había estado momentos antes. Se encontraron en lo que parecía una abarrotada sala de recepción, donde varias hileras de magos y brujas estaban sentados en desvencijadas sillas de madera; algunos tenían un aspecto completamente normal y leían con atención ejemplares viejos de Corazón de bruja; otros presentaban truculentas desfiguraciones, como trompas de elefante o más manos de la cuenta que les salían del pecho. La sala no estaba mucho más tranquila que la calle porque varios pacientes hacían ruidos extraños: una bruja de cara sudorosa, que estaba sentada en el centro de la primera fila y que se abanicaba con fuerza con un ejemplar de El Profeta, soltaba constantemente un silbido agudo mientras expulsaba vapor por la boca, y un mago mugriento, sentado en un rincón, producía un tañido semejante al de una campana cada vez que se movía; con cada tañido, la cabeza vibraba de una manera espantosa y tenía que sujetársela por las orejas para que estuviera quieta.