Gibson narra de una manera excepcional desde el principio hasta el final. En el principio, nos contextualiza, y nos define al personaje principal, y la última parte de la película, desata todas sus armas para mostrarnos la crueldad de la guerra y sus devastadoras consecuencias. Y lo hace como siempre, sin contarse un pelo, y mostrando primeros planos de heridas, desmembramientos, y todo lo que suele ocurrir en tan fatídicos episodios de nuestra historia.
El personaje de Garfield empatiza enseguida con el espectador, y eso a pesar de ser un poco excesivamente romántico, pero hay que recordar que estamos asistiendo a otra época, y que las cosas en cuanto a declaraciones de amor y demás, eran muy diferentes a las de ahora.