Pero no nos engañemos ni tratemos de poner límites escudándonos en sintaxis sociales previas a la revolución digital. La idea, al ritmo que avanza la tecnología, no es tan descabellada. A fin de cuentas la Unión Europea está barajando la idea de que los robots sean unos contribuyentes más y coticen al estado del bienestar. Por lo tanto, y aceptando el papel de cuasi ciudadano de estas creaciones ¿podríamos denegar, llegado el caso, la unión civil entre un humano y un humanoide? Algunas páginas francesas de entretenimiento difundían hace unos días la noticia de una chica francesa de 29 años, Lily, que afirmaba que estaba enamorada de su robot, al que conocía mejor que a ninguna otra persona tras haber convivido un año. Es difícil contrastar la veracidad de la información, pero sin duda nos sirve como punto de partida para la idea planteada en este post.alfonsovazquez.comciberantropólogo
Pero no nos engañemos ni tratemos de poner límites escudándonos en sintaxis sociales previas a la revolución digital. La idea, al ritmo que avanza la tecnología, no es tan descabellada. A fin de cuentas la Unión Europea está barajando la idea de que los robots sean unos contribuyentes más y coticen al estado del bienestar. Por lo tanto, y aceptando el papel de cuasi ciudadano de estas creaciones ¿podríamos denegar, llegado el caso, la unión civil entre un humano y un humanoide? Algunas páginas francesas de entretenimiento difundían hace unos días la noticia de una chica francesa de 29 años, Lily, que afirmaba que estaba enamorada de su robot, al que conocía mejor que a ninguna otra persona tras haber convivido un año. Es difícil contrastar la veracidad de la información, pero sin duda nos sirve como punto de partida para la idea planteada en este post.alfonsovazquez.comciberantropólogo