El sábado pasado me llamaron de una radio local para pedirme que opine sobre una serie de suicidios acontencidos en una fábrica taiwanesa proveedora de las principales marcas informáticas del mundo.
La empresa está dedicando esfuerzos a tratar de paliar esta situación y contrató desde bailarines, para que los empleados se distraigan en sus horas libres, hasta monjes budistas para limpiar la planta de malos espíritus...
Independientemente de las explicaciones que sustenten la decisión de estos trabajadores - y que será tema de otro post - me interesa centrarme en una cuestión importante de la conducta humana.
Qué peso tienen nuestras motivaciones inmediatas sobre nuestros valores y principios ?
Cómo se amoldan estos últimos a explicaciones racionales sobre el costo-beneficio de nuestras decisiones ?
Cuando compre mi Ipod seré, entonces, cómplice de esta política ?
No debemos engañarnos: pocas personas dejarán o - ni siquiera pensarán - en dejar de comprar algún producto porque quienes lo producen hasta llegan a suicidarse por el trabajo que realizan. Puede sonar pesimista, pero creo que las encuestas que intentan transmitir el compromiso de los consumidores con las empresas que cuidan aspectos importantes como el medio ambiente o brindan ayuda a la comunidad a través de programas de RSE reflejan deseos y aspiraciones pero no, la realidad.
Ojalá Internet, y su maravillosa oportunidad de compartir información, haga que la misma circule rápidamente y nos ponga más cerca, más "en contacto". Quizás permita estrechar vínculos y generar mayor compromiso. De esta manera caeremos en la cuenta que China no está tan lejos. Veremos...