Se nos van los referentes. Ahora, cuando más falta nos hacen, cuando más necesitamos su fuerza, su ejemplo, su esperanza....
Decía Mandela en una de sus frases célebres: "Los verdaderos líderes deben de estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo". Suena sarcástico en estos días -casi macabro-, escuchar a alguien hablar de: "sacrificio", "libertad", "pueblo". Ya no hay casi Mandelas, ya no quedan este tipo de políticos con arrestos en el mundo y, por desgracia, la esperanza se va apagando poco a poco -como si fuera la llama de una vela-, cada vez que nos deja uno de ellos.
Nelson lo tuvo claro desde bien jovencito cuando, antes de ser arrestado, se propuso liderar el brazo militar del African National Congress (ANC) y luchar contra el Apartheid que llevaba exclavizando a su pueblo desde 1948. En 1962, su lucha le lleva a ser arrestado y es condenado a cumplir cadena perpetua en la isla-prisión de Robben-Island.
Al finalizar la década de los ochenta, y tras la retirada de la antigua URSS de la Guerra de Namibia por motivos evidentes -la desintegración de la denominada república soviética, parecía ser una realidad inevitable ya desde 1988-, Sudáfrica se ve económicamente debilitada. De un lado, el fuerte incremento de la ciudadanía negra en detrimento de los blancos, hace necesario un cambio de rumbo, políticamente hablando, si se quiere afrontar la crisis con garantías. Del otro, la fuerte presión del resto del mundo ante una injusticia plausible, con una Sudáfrica en la que sólo los ciudadanos blancos tienen derecho a ejercer cargos políticos de peso, hacen plantearse, al entonces presidente De Klerk, la posibilidad de llevar a cabo dicho cambio.
Así lo realiza y, en Febrero de 1990, comienzan las negociaciones para abolir definitivamente las leyes que sustentan el Apartheid (primero) y proceder a la legalización del, hasta la fecha, ilegalizado ANC con la puesta en libertad de su líder Nelson Mandela (después).
Dicha liberación supuso una declaración de intenciones, un puñetazo en la mesa y un apoyo claro a la filosofía de gentes, como el arzobispo Desmond Tutu, que sostenían pensamientos tales como: "Mi padre solía decir: No levantes la voz...mejora tu argumento", y constituyó el inicio de una larga tarea que culminaría: con la celebración de elecciones libres en 1994, y con la victoria del ANC, con Mandela a la cabeza, el 29 de Abril de ese mismo año.
En 1988, en pleno Apartheid, surgen voces en Johannesburgo, en el barrio de Soweto, que luchan contra la discriminación.
Allí, en esa lucha, nace éste "Gimme Hope Joánna" link, éste "Tráeme esperanza Johannesburgo. Tráeme esperanza antes que dinero. Con esperanza todo es posible".
La canción fue prohibida por el gobierno sudafricano, que no pudo evitar que se convirtiera, a partir de entonces, en un himno mundial contra la segregación racial.
Compuesto por Eddy Grant, el tema fue grabado en Barbados, en los Blue Wave Estudios y fue editado, nada más y nada menos, que por Parlophone EMI.
Afirmaba Mandela, hace relativamente poco en una entrevista, que: "La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré para la eternidad".
Descanse en PAZ. Hasta Siempre "Tata Madiba".