Diagnosticado de Alzheimer hace 8 años, Terry inició una batalla contrarreloj que no podía ganar. Se puso a escribir y a publicar muchísimo, supongo que para dejarnos un legado (y por mantener la mente activa, que siempre ayuda), pero ha sucedido lo inevitable, lo que llevábamos ocho años temiendo. Y yo me siento huérfana.
Huérfana de humor, de fantasía, de historias absurdas y rocambolescas. Se nos ha ido un grande de la literatura y el hueco que ha dejado difícilmente podrá llenarlo otro. Me consuelo pensando en la cantidad de libros suyos que aún no he leído, pero en algún momento se acabarán.
Hoy es un día de luto en Ankh-Morpork. Ondean las banderas a media asta en todo el Disco. En Djelibeibi han dejado de construir pirámides. En las Montañas del Carnero, un pequeño aquelarre hace un ritual sencillo pero universal: brinda, con un nudo en el corazón y lágrimas en los ojos, por el maestro que nos ha dejado.
Hasta siempre, Terry. Gracias por todo.¡¡Visita mi blog y déjame un comentario!!