Ayer tuve la mala idea de chutarme un programa completo de la refriteada serie Hawai 5-0. Las playas turquesas, los cielos azules, las casas a pie de mar, las palmeras, todo muy idílico y, de pronto, en tropel, robocops enchalecados, empistolados y ajuareados para la ocasión persiguiendo afanosos a un criminal, me hacen pensar en el profundo retroceso en el que estamos como humanidad, y más con especímenes como un polecía que está convencido de actuar a favor de la verdad, la justicia y, peor, la democracia y sus sacros valores.
Curiosamente, estoy leyendo esta mañana que todos los días se suicidan 22 veteranos (el nombre cursi que usan los gringos para decir ex militar, ex asesino, ex invasor y ex baboso que va a hacerle el caldo gordo al imperio) en Estados Unidos, 8 mil en un año. 50% tienen probabilidad de sufrir algún trastorno psíquico que los deje mal para siempre o los lleve al suicidio. La mayoría quedan en la pobreza, muchos en la indigencia, el abandono físico, material y emocional. Raro el que agarra un trabajo algo que lo aleje de una pistola.
Nada es gratis en la tele. Ese episodio que vi, obviedad de obviedades, es propaganda pura adicionada con toques de intentos de gracejos entre los personajes (refritísimos de los sesentas, cuando los enemigos eran los rojos). Qué bodrio.