"Yo no quiero ser una princesa rosa. Yo quiero viajar, jugar, correr y brincar, y quiero vestir de rojo, de verde, de violeta..."La protagonista de este cuento es Carlota, una princesa que está harta de ser una princesa rosa. No solo sus vestidos son de este color, sino todo lo que se encuentra a su alrededor: su cama, sus sábanas, su almohada... ¡Su habitación entera es de color rosa! ¿Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa?Carlota no se siente identificada con las típicas princesas de los cuentos. ¿Os acordáis de aquella princesa que no podía dormir porque tenía un guisante escondido debajo de cien colchones? ¿y de aquella otra que se dedicaba a besar sapos para ver si alguno se convertía en un príncipe azul? Nuestra protagonista no es como esas princesas, ella no es tan delicada, puede coger el sueño en cualquier sitio, y tampoco está buscando ningún príncipe azul. A Carlota le gustaría hacer otras cosas más alucinantes, como coger un barco e irse en busca de aventuras, cazar dragones, nadar a lomos de un delfín, buscar tesoros, viajar en un globo terráqueo..., o cosas tan normales como hacer una tarta de chocolate y galletas con mermelada o fabricar aviones de papel. Hasta que un día le dice a sus padres que ella no quiere ser una princesa rosa. Pero claro, su madre es la reina, una reina típica, una reina rosa, y su padre es el rey, un rey típico, un rey azul. Ambos le dicen a Carlota que las princesas son como las rosas, es decir, flores muy frágiles, y que por eso no pueden hacer las mismas cosas que las niñas que no son princesas. Pero, ¿desde cuándo las princesas son como las flores? Carlota lo repite una y otra vez: "Yo no soy una flor, soy una niña".
Si la vida de las princesas es tan aburrida, ¿por qué todas las niñas quieren ser princesas? Yo creo que somos los adultos los "culpables" de que las niñas quieran convertirse en princesas de cuento. Nosotros somos los que tenemos asumidos unos determinados roles de género: el rosa es un color de niñas, las muñecas son para las niñas, el fútbol no es un deporte de niñas, las niñas son frágiles y delicadas, etc. Algunas de estas cosas, a veces de forma consciente y otras veces inconscientemente, se las trasmitimos a las niñas y también a los niños. Pero además, también hay cuentos, dibujos animados o películas que se encargan de mostrarles a los niños y a las niñas cómo se tienen que comportar o qué les tiene que gustar. Afortunadamente, la sociedad está cambiando, y nuestra mentalidad también. Ahora podemos encontrar cuentos como ¿Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa? que nos abren los ojos a todos y nos permiten mostrarle otra realidad a los niños.
Y vosotros, ¿creéis que todas las niñas quieren ser princesas? Autora: Raquel Díaz RegueraIlustraciones: Raquel Díaz RegueraEditorial: Thule EdicionesEdad recomendada: A partir de 7 años