Hay espacio…para toda especie…

Publicado el 18 abril 2011 por El Tridente

¿Cuántos nombres de animales serían ustedes capaces de nombrar en…un minuto? Pues a lo sumo sesenta, uno por segundo. Pero si tuvieran toda la vida, ¿serían capaces de nombrarlos a todos? No lo creo porque según un estudio reciente, hay unos 500 millones de especies diferentes desde que el mundo es mundo. Y claro, ante tal cantidad de bichos, animales y demás seres, uno se pregunta ¿qué es el ser humano? Nos consideramos los racionales, los inteligentes, los intelectualmente mejor dotados, pero ¿acaso conocemos cómo son el resto de las especies que aún no están catalogadas?

Según los científicos, apenas conocemos el 1% de los seres que viven en el mar y es normal si pensamos que las tres cuartas partes del mundo están cubiertas por agua. ¿O qué se creen ustedes? ¿Qué por ir a pescar una vez al mes con sus ´cuñaos´, propietarios en su mayoría de una zodiac en el puerto de Arguineguín, conocen todas las especies marinas habidas y por haber? Miren que hay más seres en el agua que samas, sardinas, sargos, chocos, pulpos o viejas. Están las que no conocemos y que forman parte de nuestro ecosistema.

Dicen que muy en el fondo, allí donde vive el pez Nemo y demás, existe vida inteligente. Marina, pero inteligente. Con lo cual no se puede alardear de que los humanos seamos mejores que los animales porque podemos hablar, al contrario, a lo mejor es una de las desventajas que tenemos. ¿Por qué sino los animales no hablan? Porque seguro que tendrían cosas más interesantes que decir que alguno que otro que yo conozco.

Es por ello que conmino a todos los habitantes del planeta tierra, que se consideren racionales, a que no alardeen de serlo, puesto que no hay mayor vergüenza que aquella de considerarse mejor que alguien y saber después que así no es. Fíjense el caso aquel del mono y el estudiante de física. Se les puso a los dos el mismo caso. Cómo sacar un cacahuete del fondo de una probeta estrecha por la que no cabían los dedos. El estudiante pensó que a través de aplicar la fórmula física del calor, el vapor elevaría el cacahuete pero se equivocó. Fue el mono el que tras ir llenando de agua, buche a buche, la probeta, consiguió que el cacahuete llegara a la superficie.

Por eso creo que no es lícito considerarnos los mejores porque simplemente hablemos, escribamos o incluso sepamos sumar y restar ya que el instinto de supervivencia es mucho más importante que todo lo que nos hayan enseñado o hayamos podido aprender. Y con esto no quiero que piensen que les estoy animando a que vuelvan a la edad de piedra y dejen de hablar, sólo les recuerdo que, animales somos todos, y como tales, a veces, es necesario que nos guiemos por nuestro instinto natural. Ya lo dijo el sabio: Piensa, y sobrevivirás…

Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…