Hay esperanza.

Publicado el 11 junio 2013 por Torrens

A veces ocurren cosas que nos ayudan a confiar en el ser humano por más que diariamente se produzcan hechos que van en sentido contrario.

Esta mañana estaba en la farmacia de mi hija y cuando ya me iba, al pasar al lado del mostrador, he oído a una señora, que era la única cliente en aquel momento, decirle a mi hija que dejase de cobrar 4 € que es la cantidad que por el copago debe abonar una señora muy mayor que es vecina de la cliente, y que está muy escasa de recursos. Mi hija ha acordado con ella que la próxima vez que su vecina venga con su receta electrónica a buscar los medicamentos mi hija le dirá que el ordenador indica que ya no debe pagar los 4 €, y si le extraña mi hija le dirá que han cambiado las condiciones del copago para personas de edad avanzada. Como que ambas vecinas son clientes habituales, mi hija guardará el ticket de los 4 € que después pagará la vecina que estaba en la farmacia.

Cuando ya se había ido le he comentado a mi hija lo reconfortante que es conocer algo así, y me ha contestado que no es el único caso y que en situación más o menos parecida a esta, vecino o conocido que ayuda a vecino o conocido, tiene a cinco clientes, lo cual en una farmacia que debe tener un radio de acción de unos 100 metros en una zona de concentración media-alta de habitantes no está nada mal.

Conclusión. Nuestros políticos pueden ser un desastre, pero la ciudadanía es otra cosa.