Y hay madres y madres. Y luego estoy yo.Si vuestra hija viene del cole con el recado de que tiene que hacer un juguete con materiales que puedan reciclarse, tipo cartón, papel y demás... Y además tiene idea de hacer una simple flauta con pajitas, sólo porque su mejor amiga ha hecho una y "culo veo, culo quiero", y algo más como, por ejemplo, una casa, ¿vosotros qué haríais? Poneros manos a la obra, ¿no?Pues yo no. Porque como soy alma inquieta y culo de mal asiento, y además me gusta cotillear en google casi tanto como el chocolate, pues va y se me ocurre buscar diferentes manualidades con cajas de cartón para coger ideas. Y entonces lo veo: ¡¡un castillo!! Y parece la cosa más tonta y resultona del planeta.- ¡Pichuuuuuuuuuuuuuuuu! ¡Lo tengoooooooooooo! ¿Quieres que hagamos un castillo?Que viene a ser como preguntarle a un universitario si quiere salir un jueves.La respuesta fue un sí como un piano, y yo me vi taaaaaan crecida e inspirada que le solté:- ¡¡VAMOS A HACER EL CASTILLO DE FROZEN (última peli que hemos visto en el cine, y que recomiendo 100%).Y la lié, pero parda pardísima.Porque de hacer este simple castillo que casi no había que ni pintar:cursis que no teníamos a mano y que eran los responsables de darle el toque Frozen a nuestro castillo.Y después de 4 largas larguísimas horas... pintura de témpera por todas partes habidas y por haber, mini trozos de goma eva por todo el suelo, purpurina a mansalva y toda la mesa del comedor llenita de materiales y trastos y pidiendo a gritos ser despejada... éste fue el resultado: No me pidáis que os dé los pasos porque como tengo memoria selectiva, las experiencias traumáticas intento borrarlas ipso facto, pero no tiene mucho secreto.Bueno, ahora en serio, más allá de la queja y el despotrique baratos, reconozco que ver crecer la emoción de Pichu por momentos, y sobre todo, la SONRISA que me regaló cuando, al fin, vimos la obra de arte terminada, no tuvo precio. Se me olvidaron de golpe las 4 horas invertidas en el castillito de los güevs (aunque me volvieron a venir a la memoria cuando hubo que recoger la escena de la batalla campal).Moraleja de la historia: a la próxima, cuando mi niña diga "quiero una flauta como Pepita y una casa", su mami le dirá "claro mi vida, nos ponemos en seguida", se olvidará de google, de pijadas varias y de alimentar más aún su gran imaginación, y así al menos ahorraremos algo de tiempo.Realidad: a la próxima, cuando mi niña diga que quiere hacer lo mismo que su amiga y otra cosa más bien simple, volveré a investigar en google para buscar la versión complicada de lo que quiere, porque si no fuera por estas cosas y un par más, la vida de una madre sería un coñazo y no tendría motivos para reírme de mí misma y mis ideas estupendas y nada prácticas.CON M DE MAMÁ y de MANUALIDAD y C DE CASTILLO DE FROZEN