Hoy voy a hablar de una cuestión que seguramente, a primera vista, no
llama mucho la atención y que, para muchos, habrá pasado desapercibida, pero
que considero es de gran importancia y denota el reconocimiento, por parte del
Gobierno, del Sistema, de que realmente este País necesita reformas y cambios
estructurales. Gracias a Dios parece que se están dando los primeros pasos en
ese sentido.Resulta que ayer el Consejo de Ministros aprobó el anteproyecto de ley de
Garantía de Unidad de Mercado, que aboga por que la actividad comercial y de
servicios se desarrolle en igualdad de condiciones en toda España.Se pretende, por lo tanto, garantizar la unidad del mercado interior en
España. Se trata, según palabras de la Vicepresidenta del Gobierno "de
evitar que las empresas se vean obligadas a comercializar distintas versiones
de un producto o a obtener certificados o autorizaciones diferentes según dónde
quieran operar".Como se decía ayer en un medio de comunicación, una empresa que pretenda
distribuir agua mineral embotellada tiene requisitos diferentes de etiquetado
(de información al Cliente) según la comunidad autónoma que se trate, y así en
infinidad de productos y servicios. Un total despropósito.Esta situación es la que nos ha traído la España de las Autonomías, el
famoso café para todos. Que ha provocado que muchas empresas extranjeras no se
instalen en nuestro País, por la locura de requisitos y burocracia existente o
que a empresas españolas les sea más fácil vender sus productos en el extranjero
que en otras comunidades autónomas.Con normas de este tipo, con estas reformas, se avanza para que salgamos
antes de la crisis y se ayuda construir más España, a hacer más País. Normas
como la que ayer iniciaba su andadura también vertebran el País, espero que su
tramitación sea rápida y tenga efectos lo antes posible, pues no solo lo
necesita la economía, también lo precisa el Estado, para acabar con los reinos
de taifas en los que se han convertido las comunidades autónomas. Y ya puestos que sigan homogeneizando las políticas de educación, las sanitarias y tantas otras, como las cuestiones lingüísticas..., ¡hay mucha tela que cortar!