Cuando el desconocimiento y la manipulación se unen, se convierten sin duda en una enfermedad mortal que asesina morbosamente a cualquier modelo de país que se pretenda establecer. Sea bueno o malo el plan de acción que se tenga, si no existe una cura contra la manipulación y el desconocimiento que pueda contraer una población, todos los esfuerzos realizados acabaran en el cementerio de ideas e intenciones de este mundo. A lo largo de toda la historia, nuestra tierra ha parido personajes con grandes ideas y sueños, que han sido tragados por el olvido causado por la letal enfermedad anteriormente nombrada…
Luego de 20 años de haber aparecido (Chávez) en la escena política, muchos lastimosamente aún no entienden que en nuestro país se está viviendo una auténtica revolución, y una muestra de ello es que hemos experimentado profundos cambios que afectan directa o indirectamente la cotidianidad de todos nosotros.
Entre uno de los tantos aspectos que esta revolución ha afectado, esta la educación tanto primaria y secundaria como universitaria. En la última haré más énfasis, porque es en la que actualmente me encuentro, y es una realidad que vivo muy de cerca. Si analizamos detenidamente el tema, seguramente vendrán a nuestra mente anécdotas que familiares y amigos más cercanos nos han contado de las universidades de hace mínimo 15 o 20 años atrás. Las diferencias son grandes con respecto a las universidades de la actualidad, y estas diferencias crecen más cuando buscamos en la biblioteca o en el mismo internet, acerca de la evolución de las universidades en los últimos 20 años. Encontraremos como especialmente en estos últimos 14 años, se ha intensificado la ayuda del estado hacia las universidades, dotándolas de suministros tanto materiales como humanos para su mejor desempeño y desarrollo. Esta política de estado es muy diferente a las realizadas por gobiernos anteriores que se dedicaban a practicar tiro al blanco contra los estudiantes que protestaban por sus derechos.
Escapándome si la revolución, dictadura, comunismo a la cubana o como le quieran llamar, ha sido efectiva o no, una cosa es clara dentro de toda esta neblina que de vez en cuando se asoma, y es que desde hace mucho tiempo Venezuela, estaba esperando una revolución, sea rojita, azulita, marroncita, anaranjadita, pero la estábamos esperando. Esto debido a que en caso contrario inevitablemente llegaríamos a un punto de no retorno en el cual toda la corrupción, violencia y descomposición de la moral de los venezolanos seria tal que ni siquiera nuestras enormes riquezas naturales nos salvarían de una eventual crisis social y económica, como la que están atravesando nuestros hermanos españoles, que hasta comen desechos de la basura debido a la falta de políticas sociales que permitan la inclusión social.
Por esas y muchas razones más, ya no estamos para ensayo y error, no estamos para una transición como planteaba el señor Diego Arria. Ya no estamos para nada de eso, estamos para seguir un guion que no debe ser cambiado cada 6 años, debemos saber que a diferencia de lo que piensan muchos politiqueros de nuestro país que plantean que la plena D-E-M-O-C-R-A-C-I-A, tiene como requisito indispensable el cambio del modelo político cada 6 años, la verdadera democracia no se basa en ello, simplemente se embellece y es más integradora cuando promueve el desarrollo de un país sin importar que esto implique la continuidad de un presidente.
Los invito a todos a que se hagan la siguiente pregunta ¿Acaso vamos a vivir eternamente en “democracia” aun cuando esto cause que seamos un país EN VIAS DE DESARROLLO toda la vida?, se puede cambiar a un presidente pero no un modelo de país cada 6 años. Es hora que sigamos este modelo hasta las ultimas consecuencias, sea con la figura de Chávez o no.