Cada cierto tiempo tenemos la necesidad de salir de la realidad, de soñar, de delirar. Hay quien lo hace tumbándose en el sofá y dejando ir la imaginación. Otros, deciden viajar y soñar con otros mundos. Otros utilizan estupefacientes o toman cola-cao. Yo simplemente prefiero ir al grano.
Por eso cuando tengo la necesidad de delirar, voy y deliro. Así de fácil, porque cada trimestre, se tiene la ocasión de hacerlo y sin escaparse de la realidad. O sea, desde lo virtual entras en la real. No sé si me explico. Total, lo importante es que sepas lo bien que sienta delirar. Y por si no me he explicado –que seguro que no-- lo mejor es que pinches aquí y delires, de forma natural.
Porque el número 7 de la revista Delirio, está dedicado a los pecados capitales. Y son 176 páginas artísticas donde se vive la fotografía, el dibujo, el color, el comic, la literatura, la cultura en general, todo dedicado a esos pecados, algunos odiosos, otros apetecibles (con perdón).
Y déjenme que como siempre, les recuerde que en ella han participado gente muy cercana, a los que quiero dar las gracias. Gracias a todos los que han contribuido a hacer de esta revista Delirio, ya por el número siete, una revista de calidad, que se supera en cada número.
En primer lugar a Aída, la artífice de tamaña aventura, a la que he visto dedicar muchas horas para lograr algo tan excelso. A los otros coordinadores, Óscar y Sue; a Paco que hace unas portadas de ensueño A algunos amigos que han colaborado y conozco virtual y/o personalmente: a Izaskun, que siempre nos cuenta bellas historias; a Paz que derrocha sensibilidad en sus escritos; a Gemma, maga de las palabras; a Eva que lleva su lucha para que se conozca el SQM con todas sus fuerzas. Y por último, quiero recordar a Manuel Ortiz, un maestro que ya no está con nosotros, y del que se ha incluido un jugoso texto.
Gracias, muchas gracias por hacer de la cultura algo asequible, algo al alcance de todos. A todos los que han colaborado gracias, y a los kabileños, ya saben, a delirar, que es la hora.
Delirad, vamos, delirad, y no os cortéis.
Salud y República