Necesitamos gente inteligente. Una inteligencia creciente. Muchas neuronitas conectadas, la certeza del planeta. Una gran corriente nerviosa, un cerebro viviente. Hay que estar con las antenas bien paradas, para entender lo que pasa aquí y lo que pasa allí y en lugares que uno no ve.
Quiero decir, que uno prende una radio y uno escucha cosas que uno no ve, se emiten desde otros lados, o como un telescopio y ve cosas que el ojo no ve. O un microscopio ve cosas que el ojo no ve.
Lo que uno ve es insignificante. Así están las cosas y a lo mejor, cuando las cosas anden muy mal en todas las sociedades, unas por sus pobrezas, otras por la superabundancia, pero todas por el fracaso de la acción humana, en el sistema mentiroso, cuando todo eso ocurra, es muy probable que la gente se oriente por registros internos más profundos, ya que no hay soluciones en los planteos externos y descubra muchas cosas que hoy todavía no ve.
Pero eso es del futuro. Así que cuando eso ocurra, estaremos en condiciones de que surjan también nuevas cosas, nuevos organismos, o como se les quiera llamar, cuando la gente sepa que por estos caminos están cerradas todas las puertas como ha pasado tantas veces en las civilizaciones de este planeta. Y como siempre, decía Eurípides, de los caminos cerrados siempre un Dios haya salidas, como siempre, el ser humano encuentra salidas de los aparentes caminos cerrados.
Entonces es de esperarse cosas muy saludables para el ser humano en el futuro inmediato o mediato. Mientras tanto, una capa de prejuicios cubre el planeta, veremos cuanto dura. Que los mentirosos están en todos los bandos, son parte del mismo sistema. Y hay tantos mentirosos en el bando de los creyentes, como mentirosos hay en el bando de los ateos. ¿O de un lado están los mentirosos y del otro no? (risas), ¿cómo? yo recuerdo una cosa muy extraordinaria en Shri Lanka, algo fantástico, me dio la impresión de estar ante un tribunal de la Santa Inquisición, pero al revés.
La anécdota es la siguiente: estaba en una comunidad agrícola que se llama Sarbodaya y habían llegado allí unos daneses que patrocinaban el crecimiento de esa colectividad agrícola que había desarrollado unos planes muy interesantes, y que patrocinaban dándoles fondos y todo aquello.
Hubo una comida ahí que nos hicieron porque habíamos llegado a visitarlos y demás y también se sentaron los daneses que estaban ocasionalmente. El que dirigía Sarbodaya era un tal (...) es un budista y entonces, claro, se sintió en ambiente como para tratar temas que jamás había tratado con foráneos.
Por supuesto que con los daneses hablaba de temas agrícolas y todo aquello, pero esta no era una invitación para los tecnócratas daneses, ésta era una invitación para nosotros y los tecnócratas daneses estaban ahí y se sentaron a la mesa, o sea, no tenían nada que opinar, estaban de allegados, entonces (...) salió con su temática y con las cosas que le interesaban, porque estaba bien, era una comida entre amigos, ¿por qué no, por qué motivo no iba a poder hablar de lo que le interesara, haber por qué? Y ... se puso a preguntar..., se puso a preguntar acerca de lo que opinábamos sobre Dios. ¡Bastó mencionar la palabra Dios para que se escucharan ruidos de cucharas y tenedores que se les caían de las manos! ¡Cómo si hubieran escuchado una palabra horrible, como si se les hubieran parado los pelos!
Me paso una cosa similar en Zambia, pero esa es otra conversación. O sea, que sólo escuchar la palabra Dios para los tecnócratas, socialdemócratas, pagados por el gobierno socialdemócrata danés, bastó escuchar la palabra Dios para que se les pararán los pelos. Como hace quinientos años les pasaba cuando escuchaban la palabra Diablo. (risas) ¡Unos cretinos oscurantistas!
Entonces yo le prengunté a uno de ellos que le producía la palabra Dios. No me quiso contestar, se fue... ¡mira la represión del señor! Un ateo, cabal, razonable, investigador, inteligente, escrutador, un espíritu libre. ¿A qué le tiene miedo, a las palabras? Le tiene miedo a la palabra Dios, a la palabra Diablo, a la palabra desoxirribonucleico, a la palabra... ¡qué tanto lío con ese primitivismo! ¡Un desastre!
Eso lo vi yo, no me lo contaron. Así que los mentirosos son legión, estén en el campo de los creyentes o de los ateos. Y los prejuicios, la capa de prejuicios todavía es muy densa en la atmósfera que rodea al planeta tierra. Pero, claro, se están produciendo agujeros en todas las capas, ¿cómo no se van a producir esos agujeros en la capa de prejuicios? (risas) ¡Prejuiciosos de los úuuultimo!, miedo a todo, miedo a cerrar los ojos, porque le pueden robar el alma, miedo a no se qué, porque le van a lavar el cerebro, miedo a Dios, porque ¡ay!, que barbaridad, los curas, lo que hicieron en el medioevo!, como si los curas tuvieran algo que ver con la religión.
Todo miedo, miedo a todo. Miedo porque hay Dios, miedo porque no hay Dios, miedo porque no hay sentido, miedo porque hay sentido. Miedo a abrir los ojos porque uno ve el desastre, miedo a cerrar los ojos porque le roban el alma. Oye, ¿por qué no bajan un poco la tensión y empiezan a pensar decentemente?, porque todo lo que motivan sus miedos, en el fondo, son los mangos. Es la avidez por la platita y no perder el puesto que al final son los social demócratas que los mandan a Shri Lanka.
Ese es el tema, porque puede no coincidir esos pensamientos con el jefe, porque, ¿qué va a pensar el jefe si tengo que hacer un informe?: jefe, jefe, mire lo que escuche en Shri Lanka. -¿Cómo me trae esta porquería? ¡Retírese, está despedido! Todo así (risas).
Los grupos religiosos crecen a mayor velocidad que ningún otro grupo en el mundo y eso algo quiere decir, crecen en las sociedades desarrolladas, crecen en las sociedades subdesarrolladas, crecen en el tercer mundo, crecen en el primer mundo, crecen en el quinto mundo, en todos los mundos.
Crecen en campos socialistas, crecen en campo capitalista. Crecen. Pero claro, los sociólogos no estudian esos fenómenos sociales, son religiones. Los fenómenos sociales solamente existen cuando alguien se para con un megáfono y dicen: "Hay que votar por tal y cual". Ese es un fenómeno social, pero cien mil personas en un estadio porque hablan de Dios, dicen aleluya, éste no es un fenómeno social, eso no existe, que no sepa, que no se sepa. Algo está pasando y nuevamente un engranaje está empezando a funcionar en el planeta tierra. Tendrán problemas. Esas son otras conversaciones de los futuros organismos, conversaciones del futuro y no del presente.