Lo abrió la fundación Nutrir Salta en el barrio Solidaridad, servicio que trabaja con la metodología Conin y se integró de inmediato a la red de esta cooperadora. El especialista compartió la iniciativa durante una visita.
Usted propuso la guerra del hombre contra el hambre.
Correcto y la tenemos que encarar de inmediato, ya, ahora, hoy. Es la única guerra donde todos ganan. De una vez por todas debemos terminar con la eterna y estúpida guerra del hombre contra el hombre e iniciar todos juntos la del hombre contra el hambre.
¿Cómo debería encararse?
Con centros de esta naturaleza (como los de barrio Solidaridad) o sea centros Conin donde combatimos el hambre y la desnutrición. El principal agente sanitario es la mamá, incluso si es analfabeta; absolutamente apuntamos a su educación, al abordaje integral del problema social que le agudiza su extrema pobreza.
¿Cuáles son las armas?
Nuestra metodología incluye educación nutricional, educación para la salud, lactancia materna, jardín maternal, jardín infantil, estimulación temprana, escuela de artes y oficios, programa de educación agraria, lecto-escritura para analfabetos, ropero familiar, club de padres, escuela para padres, documentación y legalización de la familia, alcoholismo, inmunizaciones. Así se combate la desnutrición, estas son las armas contra el hambre.
¿Cómo se puede participar?
Acercándose al centro Conin que esté más cerca, aportando trabajo, tiempo o dinero, lo que pueda. La clave es involucrarse. En la Argentina hay ya 35 centros Conin y son todos gratuitos. Si bien es un voluntariado, necesita socios para poder pagar sueldos, porque hay maestras que cumplen horario, psicopedagogas, nutricionistas, fonoaudiólogas, pediatras.
A los profesionales por lo menos debemos pagarles el combustible, comprarles los materiales que emplean. Para eso se necesitan fondos. Si todos nos hacemos miembros de la asociación de amigos y aportamos 10 pesos por mes, vamos a tener recursos, o sea armas para ganar la guerra.
Cuando habló de desnutrición, hizo mención al cerebro y al cablerío, ¿de qué se trata?
La cosa es así: el cerebro es el órgano que más rápidamente crece. Pesa 35 gramos al nacer, al año se va a 900 gramos y de adulto pesa 1.200 gramos. O sea que el desarrollo gigantesco es en el primer año de vida.
Ahora, en los 3 milímetros de espesor de la corteza cerebral tenemos entre 100 mil a 140 mil millones de neuronas y cuando hay buena alimentación y buena estimulación cada neurona emite 15 mil cables. O sea que el chico bien alimentado y estimulado en forma adecuada, llegará a su primer año de vida con su cerebro cableado, listo para empezar a ser educado. Si no está cableado no se lo podrá educar. Ese chico no va a poder estudiar y sin estudio no va a poder tener trabajo jamás.
Usted habló también de una “olla y servicios sanitarios”.
Claro, porque si estimulo y alimento adecuadamente tendré un cerebro cableado, apto para educarlo. Y si simultáneamente en cada casa pongo cloaca, agua corriente y caliente y energía eléctrica, de aquí a 30 años Argentina será una potencia.
Pero para eso hay que dejar de pensar en las próximas elecciones y empezar a pensar en las próximas generaciones. Debemos procurar que hoy, ahora, ya mismo, todo chico tenga una escuela a donde ir, donde haya un agente sanitario que lo asista y una dieta equilibrada que le posibilite un desarrollo físico y mental adecuado. Esto ya no depende de las posibilidades físicas o financieras, es una cuestión de prioridad política. Eso es lo que corresponde, eso es lo digno, eso es lo honorable, eso es lo que debe ser.
Fuente: eltribuno.info