Hay que ir pensando en un gobierno en el exilio

Publicado el 09 febrero 2017 por James Nightingale @atracoalpueblo


HAY QUE IR PENSANDO EN UN GOBIERNO EN EL EXILIO
Las fuerzas democráticas venezolanas son presa de un dilema en la definición del tipo de gobierno de Maduro, si es dictadura o si es democracia, y el dilema se debe a que el régimen tiene un poco de cada cosa; si tomamos en cuenta su origen electoral es una democracia donde también hay segmentos opositores en gobiernos regionales y municipales, también dispone de la mayoría opositora del parlamento. Por otra parte tenemos el tema de las relaciones internacionales donde el régimen tiene presencia y se le da el mismo trato reservado a los gobiernos democraticos, amén de las alianzas de afinidad política que tiene con algunas democracias como Ecuador, Bolivia, Nicaragua, así como con Rusia, etc.
A la par de lo anterior tenemos que en Venezuela el comportamiento del régimen es terriblemente dictatorial con violación permanente al régimen de libertades, con una corrupción sin límites que para mantenerla ha anulado los medios de control que constitucionalmente le corresponde a la Asamblea nacional, actitud en la que cuenta con la distorsión del control que ejerce sobre los otros poderes públicos, sobre la Fuerza Armada y sobre el aparato parapolicial que ejecuta arremetidas represivas con saldos de muertos, heridos y presos todo lo cual es propio de un régimen tiranico.
En conclusión, tenemos una dictadura atípica ante la cual la oposición no encuentra el modo correcto de enfrentarla pues al acogerse a los métodos de la democracia como son las consultas electorales, el régimen los imposibilita, como también lo hace con los derechos a las protestas las cuales impide. Esto es el drama venezolano, una dictadura que a pesar de tener el repudio mayoritario de la población se aferra al poder y se mantiene a la ofensiva guardando algunas apariencias democráticas pero ahogando toda posible solución pacífica, democrática, electoral, constitucional a la crisis. Frente a esto hay una fuerza opositora dispersa, sin claridad sobre esa característica dictatorial del régimen al que sin mas remilgos hay que denunciarla como dictadura, y como tal actuar frente a ella.
La segunda de las necesarias definiciones es respecto a la unidad opositora que sin duda resulta indispensable, unidad no solo declarativa sino orgánica y de propósitos, hay que renunciar a aspiraciones en función de ella y del rescate del sistema democrático, por muy legítimas que sean esas aspiraciones, que sin duda lo son, no es el momento; si estamos ante una dictadura no podemos basar lo fundamental de la actividad en diagramar políticas electorales. Las aspiraciones, tanto las individuales como las de partido deben aplazarse para unos años después de rescatada la institucionalidad democrática; un pacto de gobernabilidad para el futuro inmediato es necesario conjuntamente con una carta de intención de lo que se ofrece, un plan de gobierno cuando menos en sus líneas gruesas.
Los partidos que integren esa plataforma unitaria deben firmar un código donde se obliguen a acatar y practicar los lineamientos que se adopten so pena de quedar fuera, también un petit comité que tome decisiones de urgencia. Lo que genéricamente se menciona como la sociedad civil, no es que deba estar en esa plataforma partidista, sino establecer un método de consulta como por ejemplo designar un representante que se reúna periódicamente con las organizaciones sindicales, gremiales, corporativas, religiosas, militares, etc, y así se establezca un modo bidireccional de comunicación.

Estamos ante una dictadura que entre las pocas cosas que permite está la de que se hagan sesiones de un parlamento que en la práctica desconoce, entonces aprovechemos al máximo esa oportunidad, sigamos haciéndolas y cogiendo la calle para la denuncia de temas específicos como la tragedia humanitaria alimenticia, el caos sanitario, la supresión de los derechos y libertades básicas del sistema democrático, el naufragio de la justicia, la aterradora y sangrienta inseguridad, la corrupción a gran escala, la desaparición de los servicios públicos, la indigencia educativa, la represión política, el maridaje con el hampa y con el terrorismo, todo con los miles de casos concretos que están a la vista y en los que se puede profundizar con las investigaciones que hagan las distintas comisiones como por ejemplo lo ha hecho con la corrupción en Pdvsa y lo hace con el tema Odebrecht.
Dupliquemos nuestra fuerza parlamentaria reconociendo y asignando responsabilidad a los suplentes de los diputados, que están allí en la penumbra y que podrían estar activando dentro y fuera del país, liderando la denuncia y la protesta.
La presión internacional es fundamental, establezcamos comisiones permanentes ante cada uno de los parlamentos democráticos donde nos han manifestado solidaridad y constantemente se pronuncian contra los desmanes del régimen. Esa vocería regada por el planeta nos potenciaría esfuerzos de denuncia, de apoyos, de colaboración de los gobiernos del mundo.
Hay que ir pensando en un gobierno en el exilio, el régimen no va a cambiar para bien, irá profundizando su característica dictatorial, la clase política oficialista está demasiado implicada en toda clase de delitos que no les posibilita esperanzas de evadir responsabilidades por sus hechos, la dictadura seguirá martirizando al pueblo, seguirá acabando con todo hasta que un pueblo harto y bien dirigido haga lo que tiene que hacer.
Carlos Ramirez López - Dr. Ley - @carlosramirezl3
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