un país en el mundo
colocadoen el mismo trayecto del sol,Oriundo de la noche.Colocadoen un inverosímil archipiélagode azúcar y de alcohol.Sencillamenteliviano,como un ala de murciélagoapoyado en la brisa.Sencillamenteclaro,como el rastro del beso en las solterasantiguaso el día en los tejados.SencillamenteFrutal. Fluvial. Y material. Y sin embargosencillamente tórrido y pateadocomo una adolescente en las caderas.Sencillamente triste y oprimido.Sinceramente agreste y despoblado. En verdad.Con dos millonessuma de la viday entre tantocuatro cordilleras cardinalesy una inmensa bahía y otra inmensa bahía,tres penínsulas con islas adyacentesy un asombro de ríos verticalesy tierra bajo los árboles y tierrabajo los ríos y en la falta del montey al pie de la colina y detrás del horizontey tierra desde el cantío de los gallosy tierra bajo el galope de los caballosy tierra sobre el día, bajo el mapa, alrededory debajo de todas las huellas y en medio el amor.Entonceses lo que he declarado.Hay un país en el mundosencillamente agreste y despoblado. Algún amor creeráque en este fluvial país en que la tierra brota,y se derrama y cruje como una vena rota,donde el día tiene su triunfo verdadero,irán los campesinos con asombro y aperoa cultivarcantando su franja propietaria.Este amorquebrará su inocencia solitaria.Pero no.Y creeráque en medio de esta tierra recrecida,donde quiera, donde ruedan montañas por los vallescomo frescas monedas azules, donde duermeun bosque en cada flor y en cada flor de la vida,irán los campesinos por la loma dormidaa gozarforcejeandocon su propia cosecha. Este amordoblará su luminosa flecha.Pero no.Y creeráque donde el viento asalta el íntimo terróny lo convierte en tropas de cumbres y praderas,donde cada colina parece un corazón,en cada campesino irán las primaverascantando
Pedro Mir - (1913-2000)Guarida del Ingeniero