¿Hay un símbolo oculto en la plaza de San Pedro?

Publicado el 17 marzo 2015 por Habitalia
La tentación de esconder símbolos en los edificios para que, años o siglos más tarde, se adivinen en sus trazas, es más que conocida. Otra cosa es que se lleve a cabo de verdad o que podamos retorcer la realidad hasta encontrar aquello que busquemos sin el menor atisbo de duda.

Hoy, que tendremos nuestra atención puesta en las imágenes del Vaticano, he recordado una lectura que vi en algún lugar de la Red, afirmando que la planta del Vaticano era en realidad una representación del símbolo de Venus que representa a la feminidad. Además de las desavenencias cronológicas entre las intervenciones de Bramante en 1506, Miguel Angel (1546) y Bernini (1656) que proyectó la plaza de San Pedro, me cuesta trabajo creer que personajes tan dispares, tuviesen en común la idea de meterle el dedo en el ojo al mejor promotor de la burbuja inmobiliaria (1) de la época, su mejor cliente que tan buenos encargos les hacía.

Es frecuente en las obras utilizar los símbolos y los mensajes al futuro, depositar una primera piedra, una cápsula del tiempo o una placa con el nombre de los participantes, promotores, o el más de andar por casa " yo estuve aquí" o " Manolo dio de yeso esta pared antes de irse a buscar a su Loli". Ni mentar otras imaginativas y alegóricas simbologías que suelen verse por los muros y puertas, fruto de la creatividad mal dirigida de nuestra fuerza productiva. Sí. Penes, muchos penes. Todos queremos dejar una señal para que quede constancia de nuestro paso por aquí. Por otra parte, hay que decir que no es en vano que las logias masónicas se adornen con simbología basada en la arquitectura y hagan referencia al principio creador como Gran Arquitecto del Universo. El cine y la imaginación humana han hecho lo demás.

A veces me pregunto -lo hice en la capilla Sixtina- si de veras los pintores y arquitectos que han perdurado hasta nuestros días dejaban esos símbolos para nosotros o la necesidad de entender sus obras nos ha hecho desarrollar todo tipo de teorías más o menos elaboradas. Lo que sí os digo es que me gusta pensar que es así, que hay toda una intención detrás de cada decisión y que el humano, artista o no, arquitecto o no, no ha podido resistir la tentación de comunicarse y menos si es con nuestros sucesores, cuando ya no estemos.