La Introducción, Maestoso ed adagio y la Sonata I, Largo corresponde a las palabras "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen", seguidos de la Sonata II, Grave e cantabile para "Así te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso". Desgranando combinaciones tímbricas e instrumentales donde más allá de melodías que pasan del primer violín al cello se crea un ambiente de recogimiento con matices siempre en su punto que el cuarteto siguió a rajatabla. La Sonata III, Grave, "Mujer, ahí tienes a tu hijo, y tú, ahí tienes a tu madre" mantienen el relato casi gregoriano llevado a una reinvención del cuarteto, siempre en tiempos lentos y contrastando agudos en violines con el grave del cello más el "comodín" de la viola capaz de cambiar de planos. Cada uno de los nueve movimientos son joyas independientes engarzadas en una obra de arte global. La Sonata IV, Largo supone la tensión máxima del "Dios mío, ¿por qué me has abandonad?" el Eli, Eli, lamma sabachtani! que todos los grandes compositores han usado para volcar la tensión y emoción del momento, en el caso de Haydn con un despliegue tímbrico sin perder nunca la contención, como la clave central del arco sin la cual la estructura se desmoronaría.
La Introducción, Maestoso ed adagio y la Sonata I, Largo corresponde a las palabras "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen", seguidos de la Sonata II, Grave e cantabile para "Así te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso". Desgranando combinaciones tímbricas e instrumentales donde más allá de melodías que pasan del primer violín al cello se crea un ambiente de recogimiento con matices siempre en su punto que el cuarteto siguió a rajatabla. La Sonata III, Grave, "Mujer, ahí tienes a tu hijo, y tú, ahí tienes a tu madre" mantienen el relato casi gregoriano llevado a una reinvención del cuarteto, siempre en tiempos lentos y contrastando agudos en violines con el grave del cello más el "comodín" de la viola capaz de cambiar de planos. Cada uno de los nueve movimientos son joyas independientes engarzadas en una obra de arte global. La Sonata IV, Largo supone la tensión máxima del "Dios mío, ¿por qué me has abandonad?" el Eli, Eli, lamma sabachtani! que todos los grandes compositores han usado para volcar la tensión y emoción del momento, en el caso de Haydn con un despliegue tímbrico sin perder nunca la contención, como la clave central del arco sin la cual la estructura se desmoronaría.