Haz de dormir un trabajo

Por Falcaide @falcaide
Os dejo una entrevista publicada hace algún tiempo en La Contra de La Vanguardia a Sergio Bulat, un abogado argentino de 42 años que vive en Salou, trabaja como mediador de conflictos y también trabaja como coach literario. Propone "reinventar la profesión". Muchas veces hemos dicho aquí que "el éxito no está en ser los mejores sino en ser diferentes". ¿La clave? Ser capaz de mirar la realidad de manera desacostumbrada; siempre hay nichos inexplotados, ya sea de "fondo" (contenido, lo que se ofrece) como de "forma" (continente, cómo se ofrece). Sólo hay que abrir los ojos y los oidos, cuestionar paradigmas, preguntarse ¿por qué no?, poner las cosas patas arribas.... y observar, observar mucho. Ahí va la entrevista.
¿Qué profesión es la más original que conoce?
Está el caso de Debra Fine, que hoy es consultora en conversaciones triviales (small talk).
¿Qué trabajo es ese?
Ella trabajaba en una empresa de ingenieros, a los que les costaba horrores arrancarse a conversar con sus interlocutores en las reuniones de trabajo. Ella sí tenía ese talento y siempre ayudaba a romper el hielo. ¡Y hoy vende esta habilidad!
Debra inventó su profesión, ¿no?
Eso es lo que propongo, y más en estos tiempos de crisis.
No es fácil.
Se trata de pensar: “¿Qué podría yo aportar a mi trabajo que lo distinga algo del que hacen otros?”. Quizá no inventes una profesión, pero sí harás más valioso tu trabajo.
Necesito más ejemplos.
En RAC 1 he oído a un meteorólogo que da sus previsiones ¡cantando! ¿Ve? Hace su trabajo de modo más gratificante para él, y se distingue de otros. Si algún día esa empresa reduce personal, él no será el primero…
¿Se trata de singularizar tu trabajo?
Aplica alguna de tus aptitudes, inclinaciones, habilidades o gustos a tu trabajo, haciéndolo más gratificante para ti y distinguiéndolo: eso lo hará más cotizado.
Lo ideal sería hacer lo que te gusta.
O logra que te guste más lo que haces.
Un ejemplo.
Un sobrino mío, amante de la escalada, estudió para ser jardinero. Aplicó sus talentos de escalador a la poda de árboles altos, lo que sale más barato que una máquina: ¡hoy se lo rifan! Le sobra trabajo y vive contento.
¿Cuál es la clave para conseguirlo?
Detecta qué te gustaría ofrecer a los demás que los demás aún no sospechan que necesitan. Y atrévete a hacerlo, actúa, arriésgate.
Puedo ser rechazado, incomprendido…
Sí: toda propuesta original genera escepticismo al principio, pero… ¡corres más riesgo no haciendo nada que haciendo lo que sea!
¿Y si me siento cómodo en mi posición?
Repítete lo que dijo Coco Chanel: “Para ser irreemplazable, uno siempre debe ser diferente”. ¡Y hoy más que nunca!
Ya no basta con obtener un título, ¿eh?
Está bien estudiar una carrera, pero sabiendo que el título no es la meta, sino el punto de partida. Luego espabila, singularízate.
Muchos parados dicen: “No encuentro nada de lo mío”.
Seguimos engañados por un modelo caduco y aún aspiramos a un mismo trabajo ideal para siempre. ¡Eso es pasado! Hoy es todo tan cambiante que te toca construir tu trabajo. “La mejor manera de predecir el futuro es crearlo”, dijo Peter Drucker.
Deme otro ejemplo de futuro creado.
Una mujer visitó a un pariente en el hospital, que le pidió que le rascase en un punto que él no alcanzaba. El paciente de la cama vecina, al verlo, le rogó lo mismo… Esta mujer es hoy ¡rascadora profesional! Se emplea en hospitales para ir a rascar a pacientes.
Sorprendente trabajo.
“Algún día todos los trabajos serán trabajos raros”, escribe Tim Broderick. Si cada uno de nosotros hiciese algo especial, habría tantos trabajos como personas. ¡Hacienda no tendrá epígrafes para todos, ja, ja…!
Una estimulante fantasía, pero…
¡Toca destacarse para sobrevivir! Sucedía antes de la industrialización: cada artesano imprimía su estilo. Luego, la industrialización nos convirtió en ruedecillas de un engranaje. Y ahora te toca reinventar tu profesión, volver a ser un poco renacentista…
¿Cómo lo hace usted?
Como periodista, me he inventado lo de ser coaching literario: ayudo a autores no profesionales a expresar del modo más eficaz sus ideas en libros. Es un buen trabajo.
¿Quién ha sido el más brillante inventor de profesiones?
Vea a los creadores de Google. O a Yde van Deutekom, que también se preguntó: “Qué puedo aportar?, ¿en qué soy yo bueno?”.
No sé quién es.
Un joven holandés al que sus allegados desdeñaban: “Tú sólo sirves para dormir”. Entendido: se puso a dormir frente a una webcam…, y su página web tiene miles de visitas y jugosos ingresos por publicidad.
¿Hay consejos para dar con tu camino?
Para quienes no tenemos una vocación marcada, lo aconsejable es atreverse a explorar. Nos anima Mark Twain, que dijo: “Dentro de veinte años te arrepentirás más de las cosas que no hiciste que de todo lo que hayas hecho”. ¡Mejor actuar, siempre!
¿Se lo dice a alguien que esté en paro?
Desde luego. También me parece útil una reflexión de Abraham Lincoln: “Los que esperan que las cosas les lleguen es posible que reciban algunas…, ¡pero sólo las abandonadas por los que salen a buscarlas!”.
Anotado. Toca mover el culo, ¿no?
La inercia nos ralentiza y nos cuesta cambiar. Pero fijémonos en cómo todo cambia incesantemente a nuestro alrededor. “Si todo parece estar bajo control, ¡es que no estás yendo lo bastante rápido!”, solía decir el piloto de fórmula 1 Mario Andretti.
¿Qué debo enseñar a mis hijos para que sepan afrontar su futuro laboral?
Enséñales que les toca explorarlo un poco todo para encontrar lo que les guste. Y que vayan aprendiendo a afrontar todos los imprevistos sin quejas estériles, sino espabilando para revertirlos a su favor.
Fuente: Víctor-M Amela