Cuando tu esteticista haya terminado de realizarte el peeling (en menos de una hora), saldrás a la calle con “otra cara”. Nunca mejor dicho: piel más uniforme, limpia, suave, luminosa… Y todo ello durante un largo periodo de tiempo. Pero no te obsesiones. El peeling no es una técnica que debas realizar todos los meses. Lo más conveniente es hacértelo 1 o 2 veces al año y en otoño e invierno, cuando a nuestra piel le da menos el sol.
Lo más normal es que te sometas a un peeling suave o medio, ya que el profundo es bastante agresivo. Además, para problemas de piel realmente graves, deberás recurrir al peeling quirúrgico. Y, aunque solemos someter nuestra cara a este tratamiento, también podemos hacernos un peeling en el cuello (una de las zonas donde más se refleja el envejecimiento), codos y rodillas (para tenerlas suaves) y en todo el cuerpo.
¿A qué esperas para probarlo?