La despedida de Pablo en su epístola es emocionante, porque sus palabras constituyen el testimonio de una persona que está para abandonar este mundo con la conciencia en paz y la satisfacción de haber cumplido con Dios y con Jesucristo. Y aunque las circunstancias al dejar esta vida puedan causar temor, será mayor el sentimiento de tranquilidad que causa haber peleado la buena batalla, haber ganado la carrera y haber guardado la fe.
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