Revista Solidaridad

He visto lo más enternecedor de la humanidad y a su vez lo más estremecedor

Por Iñaki Iñaki Alegria @InyakiAlegria

He visto lo más enternecedor de la humanidad y a su vez lo más estremecedor

He visto lo más enternecedor de la humanidad y a su vez lo más estremecedor.

El lado más tierno y el más crue

Mulukan tiene una enfermedad que podría no tener, Sida.

Mulukan, a sus 7 años cae agotada, no en un sofá que no tiene, en el frío suelo que es todo cuanto posee, y no es poco, pues tiene un cobijo, un refugio.

Vive con Magertu, su abuela, a quien cuida. Semeret, su madre, murió.

Cocina y va en búsqueda de agua para su hermano y su abuela.

Mulukan desea ir al colegio, pero sabe que tiene que alimentar a su abuela y hermano, y quiere hacerlo. Es una heroína anónima, una mártir silenciada, una mensajera del Amor al prójimo.

Una vida entregada al amor, un sacrificio de amor.

Lo más enternecedor.

Pero ha llegado el momento de permitir a Mulukan ir a la escuela.
Mulukan se contagió del virus del VIH en el momento del parto, su madre, Semeret,  estaba enferma. A su madre no le mató el virus, le mató el parto, al nacer en su propia casa. Una muerta evitable. Primer asesinato.

Mulukan podría haber nacido sin el virus. Pero nació en casa, sin ninguna asistencia. Segundo asesinato.

Mulukan, huérfana, tiene que hacer de madre, de hermana.

Le han asesinado en vida. Tercer asesinato.

¿Cuántas Mulukan, Semeret son asesinadas cada día? Ante una indiferencia estremecedora.


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