Hechos contra valoraciones: la pelea perdida

Por Formación Y Control @FyControl

Dices: “¿está el tema x? Quedamos en que me lo darías hoy, ¿está?” Esperas una respuesta tipo “si, no, en una hora”. Y sin embargo te dicen: “ ¿tú te crees que no tenemos nada más que hacer? o ¿Piensas que nos estamos tocando las narices?”

Tú has enunciado un hecho. Y te han respondido con una valoración. Y eso puede que te pase en el trabajo, pero también en casa. Dices (hablo desde el varón) “me he tropezado con María viniendo para casa” y te responden “con María, claro…” insinuando que tú has buscado ese encuentro. Dices “esta tarde estoy fuera, la tengo comprometida”, y te responden “es que ya no me quieres”.

Un hecho, contra una valoración. Y detrás de ese arranque, viene casi siempre una acusación. Si vuelvo al ejemplo del trabajo, tras un “tú crees que no tenemos nada que hacer”, sigue un “nunca te fijas en el trabajo de los demás” “siempre vas con prisas” “ te crees que eres el primero siempre” y largo etc. Tras “con María, claro…” puede venir un “como a ti siempre te ha gustado María” o “ ¿y tú por qué venías por ese camino?”

¿Qué opciones tienes? La peor, caer en la trampa y empezar a justificarte/ defenderte. A partir de ese momento, has perdido, fuera cual fuera la fuerza del hecho que te respaldaba. Señalar que sabes bien la carga de trabajo de los otros, o que María no te gusta, te hace perder la fuerza del hecho. Y este queda arrumbado en el cajón de la nada.

¿Posibilidades?  Primero, no salirte del hecho. Dar la razón al otro en la valoración, y de ahí, volver al dato. Algo así como “eso podemos comentarlo, pero ¿está el trabajo?” El otro acelerará el ataque y buscará llevarnos a su terreno.  Aplazarlo: “podemos hablar de mi estilo de encargar las cosas si quieres, el día que tú me digas, pero ¿está el trabajo?

¿Y en casa?. Me temo que esa solución funciona mucho peor. Empeñarse en el hecho puede llevarnos a terrenos muy peligrosos. Romper las expectativas del interlocutor, salirse del terreno de juego que nos han marcado, puede dar mejores resultados: “¿María? ¿Qué me gusta? ¿Vienes y te demuestro que tú me gustas mucho más?” Poner la mente del contrario en un terreno que sea nuevo para él/ella. Al menos ahí, y de momento, estaremos en cierta igualdad de condiciones.