Protagonizada por Simon Pegg, y dirigida por Peter Chelsom, la película nos cuenta como Hector (Pegg), un psiquiatra del montón, un hombre gris, soso, y sin muchas metas en la vida salvo hacer lo mismo casi todos los días, un día decide ir en busca de la felicidad que les promete a sus pacientes y se siente incapaz de transmitir pues no la siente. Para ello, se embarca en un viaje en solitario desde Londres, pasando por China, África y EEUU. Más que una meta, lo que acabar descubriendo, es el camino en si.
Aunque a veces pueda llegar a rozar convertirse en un tv-film, siempre logra resurgir, para situarse en esa frontera donde aún puede llegar a ser más interesante.
Se puede recomendar, aunque no sea una gran película, si que tiene un pase que además te hará salir del cine con una visión más optimista de la vida.