Hedonismo de la élite socialista

Publicado el 11 septiembre 2017 por James Nightingale @atracoalpueblo

Hedonismo de la élite socialista
La característica básica es la codicia, ambición desmedida, placer por las cosas materiales. La avidez busca subterfugio, formas de disimulo públicas, maneras de cubrir el descaro, allí entra en juego la palabra pueblo. Aunque ya la trampa histórica se descubrió, insisten.  El agiotaje utiliza el término intentando barnizar su afán de usura. Es un clan de negocios, amistades y familiares en el poder. 
Dios está con la revolución, dice la ruindad. Un invento más de la perversidad buscando apropiarse de las creencias y universo espiritual. Un acto de la lujuria. Se presumen dueños de lo visible e invisible. Todo un ejercicio de dominación integral: tierras, minas, empresas, vidas, petróleo, ambiente, deidades. 
Nadie de la comandita ejerce funciones de voluntariado. En su totalidad ocupan posiciones de alto nivel. "Donde la revolución me necesite, allí estaré". Casualmente siempre los solicitan como ministros, vicepresidentes, directores, embajadores, gobernadores,  nunca en cargos de otra índole. 
Viven en francachela. Del palacio directo a la tarima sin pasar por el contacto con la calle y sus realidades. Se presentan en escenarios nacionales e internacionales repitiendo ser los auténticos representantes del pueblo. La sociopatía se disfraza, tiene astucia. 
Presidente obrero o Primera combatiente, títulos vacuos para la venta, mercadeo, propaganda del sistema. Categorías elaboradas para satisfacer el hedonismo de la casta palaciega. Intentan con ello, demostrar ascendencia política producto de alguna gesta laboral o  lucha con raíz comunitaria. Farsa, engañifa. No trabajan, nunca lo han hecho, jamás se han esforzado por analizar o trajinar la problemática social desde su esencia real. Sonrisas, aplausos, adulancia, transacciones, subastas, oportunismo, arengas, militarismo, depravación. He allí, el asunto nuclear del poder que ejercen.  
Cilia, ¿qué haces con los cesta tickets que te doy? Le pregunta el badulaque de la desvergüenza a su consorte en alto volumen desde un micrófono de la seudo Asamblea Nacional Constituyente.   Ella, sentada cómodamente en la butaca hace una mueca con el rostro. Otro ardid del poder,  una burla hacia la sociedad, a la necesidad profunda de una población. 
Miraflores, hoy, es el centro de la impudicia y concupiscencia nacional. Estafa, descomposición y deshonra en acción.  Repugnan. 
Lorenzo Figallo Calzadilla  @hmcaminante
“Las imágenes que salen en la portada, no son de responsabilidad del autor del escrito”
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