El film parece haber pasado sin pena ni gloria por nuestro país (IMDb consigna que se editó directamente en DVD con nombre aséptico y apocopado: Hedwig a secas). Acaso los distribuidores locales hayan considerado que la historia de una joven obsesionada por la mutilación física y espiritual podría afectar la sensibilidad del público masivo y en general pacato.
La colérica pulgada mencionada en el título original es el leitmotiv de una biografía relatada en primera persona, con flashbacks oportunos, canciones potentes, y una puesta en escena digna del glamour queer y de la provocación punk (pocas veces se habrá conseguido con eficacia tal combinación).
Mitchell cautiva a partir de una producción enérgica y con sentido de la estética, y de una interpretación visceral. El guión que también escribió se luce por su capacidad para darles carnatura a personajes con mucho de imaginario rockero y, porqué no, con algo de comic.
Tres otros grandes pilares de Hedwig and the angry inch son el soundtrack a cargo de Stephen Trask (que en la ficción integra la banda de la protagonista), la actuación del siempre jugado Michael Pitt, y el homenaje a grandes del rock y el punk como Lou Reed, David Bowie, Kurt Cobain. Y por si todo esto fuera poco, la odisea personal sirve para repasar la caída del muro de Berlín.
Atentos, entonces, a la programación de I-sat. Con suerte el canal repita el trabajo de un cineasta que debimos descubrir antes de Shortbus.