La ausencia de nubes durante la noche hacen que el calor acumulado durante el día se disperse fácilmente hacia la atmósfera, por lo que no es raro que durante las noches de invierno la temperatura descienda por debajo de 0ºC produciéndose heladas. En las zonas de umbría, donde no da el sol hasta muy entrada la mañana o incluso no llega a dar durante todo el invierno, el hielo pude permanecer sobre los prados durante mucho tiempo.
La mayoría de los animales y plantas son capaces de resistir estas bajadas bruscas de temperatura. Algunos tienen la capacidad de moverse y buscar lugares más calientes y otros llegan incluso a producir sustancias anticongelantes que evitan que se mueran por congelación.
El pasado miércoles fuimos a una charca cerca de Cabrales, a unos 300 m de altitud, donde tenemos controlada una población de Rana bermeja (Rana temporaria) desce hace varios años. Cuando llegamos vimos que la superficie del agua estaba cubierta de hielo, al igual que los prados de alrededor. A pesar de todo, la mayoría de las puestas de rana seguían normalmente su desarrollo y algunos renacuajos, ya liberados de la gelatina que rodea a los huevos, nadaban libremente bajo los cristales.
Si las charcas son profundas y tienen suficiente agua, estas heladas no suelen suponer un problema grave para los anfibios, ya que el hielo sólo cubre la capa más superficial de las mismas. Por el contrario, si las charcas son pequeñas y someras, las heladas puede tener consecuencias más graves al congelarse todo el volumen de las mismas.