Y se fue transformando más bien en una cruzada: lograrlo a como de lugar.
Costó, pero este año arranqué con la masa madre y no la abandone hasta que llegó el calor...
Y entonces intenté hacer lo mismo con el helado. Por ahora, para ser el primer verano que cumplí con mi cruzada, voy bastante bien.
Encontré una receta base del genio de David Lebovitz, de quién es este maravilloso helado de vainilla, y la fui adaptando para hacer helado de chocotorta.
Quedó buenísimo! Parece una chocotorta recién salida del freezer, con un poco menos chocolinas y más crema. Un manjar!
Ah! Y perdón por las fotos... que difícil es sacarle fotos al heladooooooo. Tanto, o más, que hacerlo!
Hay una receta!