Helado de vainilla con oreo y frigopie… ¡al rico helado!

Por Carolina La Cuchara De Mis Recetas @lacucharademisr

Cuando era pequeña en la tele, entonces sólo había dos canales, ponían esos anuncios en los que incentivaban a las madres a darnos helados en verano porque, entre otras cosas, formaban parte de la alimentación… Era el inicio oficial del verano. Vivíamos lejos  de la obsesión actual por la obesidad infantil, por el sedentarismo que han creado los juegos electrónicos, …. porque en nuestras épocas, lo quemábamos todo, corríamos bajo un sol de justicia en la plaza del pueblo, ¡sin protección solar! y cuando llegaba la hora de irse a dormir, entonces, con suerte hasta te comías otro helado… que luego se acababa la temporada y había que esperar un año hasta que volvieran a exhibirse los cartelones de Frigo, la Menorquina, Miko, Kalise… con sus respectivos precios, que podían variar si estaban escritos a mano.

Recuerdo bajar a veces, por las noches, al quiosco de un tal Andrés, que tenía de todo menos gancho con los niños, pues el hombre reunía en su haber cara de pocos amigos, poquita voz y no muy agradable, y poco espíritu comercial… a pesar de todo, era lo que había y tenías que conformarte si querías un helado de postre después de la cena. A veces mi hermana y yo lo echábamos a suerte para ver quien le pedía a Andresito porque a saber con qué te salía en aquella ocasión…

No sé por qué pero el helado que tú querías, el que habías estado saboreándote mientras cenabas, bajo la amenaza, de “si no te acabas todo, no hay helado de postre”, nunca lo tenían y había que decidir ahí, a última hora, improvisando cualquier otro sabor. Todos estaban buenísimos… ¿te acuerdas del superchoc, el calippo, el negrito, el frigodedo, el ya mítico drácula…?  y es que además por menos y nada tenías un postre delicioso…. no como hoy, que comprar un helado en la calle se convierte en todo un lujo… ni que decir los 3 euros con 10 céntimos que te cobran por un twister/pirulo en sitios como Disneyland Paris.

Tengo una heladera de esas pequeñitas que hacen poco más de un litro y disfruto haciendo helados en casa. Sólo por ver la cara de los niños y los no tan niños disfrutando del sabor de un helado casero, chupando la cuchara y mordiendo hasta el último pedazo de barquillo, merece la pena tener una… Sin embargo, estas fotos que ves, están hechas sin heladera. Así que hoy no tienes excusas para hacerlo en casa, sin artilugios especiales y sabiendo de antemano los ingredientes que lo componen… ¡al rico helado! natural, más sano, más rico, sin conservantes… Para  cuando más aprieta el calor, una refrescante bola o dos o tres, que además, “alimenta”, como diría mi abuela.

Lo que hay que tener en cuenta a la hora de hacer helados son dos cosas: que debe de entrar aire a la masa, para que manteque, así se llama el proceso de elaboración del helado, por eso hay que moverlo bien o usar un aparato con palas que nos haga el trabajo pesado, y que debe de llevar materia grasa suficiente para que sea cremoso. Una tercera, podría ser el uso de miel o azúcar invertido, para evitar que se cristalice, pero eso será en la siguiente receta, puesto que en estas dos no lo uso.

El primero es helado de vainilla con oreo, más clásico imposible, con la innovación de la galleta triturada, casi del gusto del cualquiera…. y el segundo, helado sabor a frigopie, hecho a base de petit suisses… ¡una delicia para el paladar!

Helado sabor vainilla con oreo (1 litro)

Ingredientes

  • 250 ml de leche
  • 250 ml de nata para cocinar
  • 150 gr de azúcar
  • 30 gr de maizena
  • 1 vaina de vainilla
  • 3 yemas de huevo
  • 250 ml de nata para montar
  • 12 galletas oreos trituradas

Aromatiza la leche conciéndola con la vaina de vainilla y reserva hasta que se enfríe. La leche se te quedará manchada de unos pigmentitos pequeños que salen de la vaina… ahí está parte del sabor.

Si tienes thermomix, pon todos los ingredientes en el vaso con la leche sin la vaina, 90º, 5 min, vel.4 Cuando termine este tiempo, otros 2 min. más, en vel. 3. Lo que estamos haciendo es una natilla algo más espesa.

Si lo haces en el fuego, tendrás que darle vueltas con una cuchara de palo, con paciencia para que no se queme.

Deja enfriar.

Monta la nata. Tiene que ser con una materia grasa del 35% como mínimo y el vaso de la thermomix, si lo haces ahí, debe de estar muy muy frío. Yo para eso, lo meto al congelador un ratito antes, ¡si te cabe! jajaja. Sin tiempo, a vel 3 1/2.

Añade la nata montada a la otra mezcla y ve envolviendo ambas hasta que estén integradas…. yo en este punto me lo hubiera comido a cucharadas, debo de reconocerlo.

Si no tienes heladera, mételo al congelador. Deberás sacarlo cada hora y batir, para que no se cristalice el azúcar. Cuando ya lo hayas repetido el proceso unas 3-4 veces, añade las galletas trituradas, en trozos que se noten… tu helado estará listo para las sedientas bocas de tus comensales. Ahora ya dependen de como quieras servirlo, en cono, en plato, sobre una tulipa… Eso sí, sácalo unos 15 minutillos antes para que vaya tomando forma y puedas manejarlo con el sacabolas.

Con la heladera, el proceso dura entre 30-40 minutos y ya estará listo tu delicioso helado de vainilla.

Helado sabor “frigopie” (1 litro)

Ingredientes

  • 160 ml de leche
  • 70 gr de azúcar
  • 3 petit suisse grandes o 6 pequeños, sabor fresa
  • 3 cucharas de nesquik de fresa
  • Unas gotas de colorante rojo
  • 250 ml de nata para montar

Pon el azúcar a la leche y mezcla bien. Añade los petits suisse uno a uno a la leche. Por último, pon un para de cucharadas grandes de nesquik de fresa para potenciar aún más el sabor y unas gotas de colorante rojo para que tenga el tono frigopie. Reserva.

Monta la nata muy fría y añade la mezcla de fresa.

Si no tienes heladera, consérvalo en el congelador. Saca cada hora y bate. Repite el proceso unas 4 veces. Es muy cremoso por la nata y el queso que ya de por si lleva el postre lácteo.

Si tienes heladera, ya sabes que el proceso lleva unos 30-40 minutos.

Y ahora ya toca despedirme hasta Septiembre. Necesito un descanso bloguero, unos días a tope con mis hijos y mi marido. Un largo viaje que estamos deseando hacer nos espera. Contemplar atardeceres, devorar un buen libro, sentir la risa de los niños. Respirar el equilibrio y la plenitud de los días en familia.

Que no publique no quiere decir que no aparezca por redes sociales o conteste mails con dudas, inquietudes o proposiciones. Soy todo oídos. ¡Feliz verano para todos!

Carolina