
En esta vida que nos ha tocado vivir es casi un lujo tener buenas amistades de esas que están a tu lado en todo momento. Y si tienes un amigo con cierta influencia en el mundo del cine que dispone de la pasta suficiente para producirte una película, aunque sea una bazofia, pues no cabe duda de que eres un tipo afortunado. Bien, eso es lo que le ocurrió a Larry Bishop, que escribió, dirigió e incluso protagonizó Hell Ride bajo el amparo de Quentin Tarantino, que le produjo este film incluyendo el goloso cebo de "Quentin Tarantino presenta", señuelo con el que no fuimos pocos los que caimos en la trampa y sufrimos dicha historia.

Y eso que cuenta con interpretaciones estelares y cameos de relumbrón, al contar con un correcto Michael Madsen que cabalga con estilo su chopper y sigue teniendo ecos del Señor Rubio que brillara con luz propia en Reservoir Dogs. A su lado, Larry Bishop desluce mucho como protagonista (y se han pasado con el maquillaje, pareciendose más a Naranjito con perilla que a un líder motero), y Eric Balfour que me sigue pareciendo tan mal actor como de costumbre. Vinnie Jones aparece haciendo el papel de siempre, y David Carradine y Dennis Hopper (descansen en paz...) sí que tienen sus momentos de gloria en sendos cameos que recuerdan a trabajos anteriores suyos como Kill Bill y Easy Rider, respectivamente.
Y poco más que contar. Si hay algo que destaque, es la banda sonora, muy tarantiniana y con canciones de calidad, y también podríamos hacerle un hueco a las motos (¿cuando una chopper o una Harley ha salido mal en pantalla?). Por lo demás, un sinsentido total que pese a su escasa hora y veinte minutos de duración, se me hizo especialmente pesada y aburrida. Para ver a tipos duros con chaleco de cuero quemando rueda y ajustando cuentas de verdad, me quedo con los Hijos de la Anarquía, que no tardarían ni un minuto en acabar con estos tipos de Hell Ride. Tarantino, no hagas más favores de esta índole y a lo tuyo, que es escribir y dirigir.