Hellraiser: Bloodline (1996) – la última de una saga

Publicado el 06 marzo 2015 por Jal9000 @zinemaniaco

TÍTULO ORIGINAL Hellraiser IV: Bloodline

AÑO 1996 NACIONALIDAD USA

DIRECTOR Kevin Yagher, Alan Smithee

GUIÓN Peter Atkins

REPARTO Bruce Ramsay, Valentina Vargas, Charlotte Chatton, Doug Bradley, Adam Scott, Kim Myers, Mickey Cottrell, Louis Turenne, Louis Mustillo, Pat Skipper, Courtland Mead

SINOPSIS Año 2127. El doctor Merchant, a bordo de una estación espacial, se prepara para cumplir una misión decisiva: acabar con los cenobitas, cerrando para siempre las puertas del infierno. Desde que un antepasado suyo del siglo XVIII construyera el cubo infernal conocido como la Configuración de los Lamentos, varias generaciones de los Merchant han sufrido la maldición de los cenobitas y su diabólico enviado, Pinhead. Pero ahora, el doctor Merchant ha creado un instrumento que anula los poderes de la Configuración de los Lamentos. En las profundidades del espacio, se acerca la confrontación final con Pinhead.

La última? Sí, dado que esta cuarta entrega fue la última en ganarse el favor de las distribuidoras para ser proyectada en el cine. Por cierto, este fin de semana, el 8 de Marzo cumple 19 años…

Esta nueva entrega intenta darnos algo de feedback sobre la caja, de una forma un poco chapucera, a base de flashforwards y flashbacks. Bueno, casi todo en esta película está hecho de formas muy chapuceras. Hasta el extremo que el director decidió no ser acreditado en la cinta… Sólo vemos esto:

Seguimos tras el salto…

El 99% de la gente pensará que así se llama el director, y no le darán más vueltas… Sin embargo, Alan Smithee es un anagrama de ‘The Alias Men’, un nombre utilizado en diversas ocasiones cuando alguien quiere desentenderse de una obra. En Hellraiser IV no sabemos si el director no quiso aparecer porque se dio cuenta que la película era un truño, o si ‘no le dejaron hacer lo que él quiso’ y dijo, pues paso de tu rollo

Si investigamos lo mínimo, nos encontramos con que el verdadero director es Kevin Yagher, y que sólo ha dirigido esa película, amén de un par de episodios de una serie y muchísimo trabajo como maquillador y efectos especiales en multitud de proyectos (Bones, Las pesadillas de Freddy, Viernes 13…). No, Kevin, la dirección no es lo tuyo.

Lo mejor, sin dudarlo, Chatterer Beast y el maquillaje. Quizá son los 2 únicos puntos fuertes de la película, porque lo demás deja mucho que desear. La historia hace aguas por todos lados, la acción/horror/gore está muy muy mal repartido, teniendo muchos parones demasiado largos, etc.

Uno de los mejores puntos de maquillaje, además del ya conocido Pinhead y el ya presentado Chatterer Beast, es Angelique, interpretada por Valentina Vargas, una actriz chilena que se dio a conocer y que ganó fama y notoriedad tras aparecer en El nombre de la rosa.

You sexy beast…

Dejando a un lado el apartado técnico, hablemos de la película, sus fallos y sus virtudes.

La cosa ya empieza a oler un poco mal cuando lo primero que vemos es una nave espacial y el subtítulo ‘ESTACIÓN ESPACIAL MINOS, 2127′. Hoy en día uno no puede evitar pensar en Jason X y en el mal que le hizo a la franquicia esa película… con Hellraiser, poco a poco han ido minando la paciencia del personal a medida que iban restando terror y gore a las escenas. Sí, mantenemos algunas torturas interesantes, pero no desarrollamos nada.

Se nos presenta al primer personaje, el Doctor Merchant, nombre que se parece demasiado al creador de la caja, Lemarchand. Este personaje tiene una especie de droide intentando descifrar el puzzle que tiene entre las manos. Adivináis qué es?

A la estación espacial llegan una serie de soldados que no parece que vengan en son de paz. Mientras, él continúa intentando abrir la caja. Con éxito. El droide revienta tras una mirada ausente de toda humanidad, pero enternecedora, y en un flash aparece Pinhead.

Llevamos muy poco de película, pero en cuanto escuchamos los diálogos entre los militares, vemos que los actores tienen tanta idea de interpretación como los de la primera temporada de Al salir de clase.

Realmente dan ganas de darle a Stop y dedicar el tiempo a otra cosa. Sin embargo, el Doctor Merchant tiene información jugosa y, por ahora, consigue enganchar… ‘Intenta capturar a los cenobitas y acabar con el infierno’. Es el año 2127… lo conseguirá?

El propio Doctor nos indica que un antepasado suyo, juguetero, es el creador de la caja (creo que es la primera vez que se menciona su nombre y su historia en la saga) y que la creó como un encargo para un aristócrata, y aficionado a la magia negra, el Duque de L’Isle.

El momento despelleje y sangría de la campesina (próximamente será Angelique) es genial, y sirve como inicio a las puertas del infierno, los cenobitas y toda la colección de historias.

Al duque le va la marcha

Spectare navicola suavis
Spectare morteum suavis
Spectare morteum suavis
Spectare navicola suavis
Spectare navicola suavis
¡Spectare navicola suavis!
¡Spectare morteum suavis!
¡Spectare morteum suavis!
¡Spectare navicola suavis!
¡Y ahora camina entre nosotros!

Con el sacrificio de Angelique y el rito de invocación, comienza una segunda línea muy interesante. El juguetero fue testigo de todo, así que se lo cuenta a un colega -forense- y le dice que ‘si creaste una máquina que puede traer demonios, crea otra que los destruya‘. Error… como no puede crearla, intentará robar la original para destruirla, muriendo en el intento. A partir de ahí, toda su descendencia, su línea de sangre (Bloodline) soñará con cajas puzzle, demonios, etc… hasta hoy (2127).

Todo este feedback que estamos teniendo sobre la caja, realmente está muy bien hecho, es muy interesante y ayuda a la comprensión de la historia global de las películas, pero la torpeza de las interpretaciones resta demasiado como para poder darle un aprobado.

La película hace un parón en la narrativa de la historia en el S.XX, con otro descendiente de Merchant, John Merchant, afincado en los USA y con una profesión relacionada con la construcción de cosas… es arquitecto.

El diseño de la pared donde está apoyado John nos recuerda a la caja, y también al edificio donde terminó Hellraiser III después de haber enterrado la caja en un agujero de cemento… Aquello me pareció sublime, que de una caja enterrada ‘nazca’ un edificio a su imagen y semejanza está muy bien traído. Mejor traído está que en la siguiente película conozcamos al creador de dicho edificio, que es descendiente del creador de la caja. Todo perfectamente hilado.

Y con esto volvemos al problema de la película: muy bien narrado todo y bien relacionado con la historia global, pero los PRO no puede con los CONTRA.

Angelique encuentra la caja en el edificio construido por John, en una pared de cemento, y convence a un paleto para que juegue con ella a ver si la abre. Si lo consigue, tetas.

Lo consigue, pero en lugar de tetas, le dan cadenas.

Todo un clásico en Hellraiser.

No sólo le dan cadenismo, sino que es el primero -y por ende nosotros- en conocer a Chatterer Beast, quien se lo zampa. Entra Pinhead, conoce a Angelique y al edificio-caja. Planean un holocausto. Cómo? a saber.

Angelique se va al estudio de John y éste, sin dudarlo, le enseña lo que planea hacer, una máquina de luz eterna (desconociendo que es lo que intentó su antepasado para destruir a los demonios) a base de espejos y láser.

Prosigue la historia y pensamos… dónde está el gore? Sí, cuando mataron y despellejaron a Angelique al principio de la película estuvo muy guay, y hace un par de minutos lo de las cadenas y el baboso que quería tetas, vale… pero se supone que Hellraiser tiene que mezclar terror y gore a partes iguales o casi, pero en Bloodline no tenemos nada de esto. Empezamos como ciencia ficción, pasamos al género histórico fantasioso y erotismo camuflado, pero ni terror, ni nada que se le parezca.

En fin, Pinhead secuestra al hijo y a la mujer de John para causarle dolor y usarlos como cebo, así que se los lleva al edificio caja. Allá va John a salvarlos, pero entre medias se encuentra con Pinhead y Chatterer Beast.

Pinhead quiere que John le construya una megapuerta al infierno, pero John le dice que nones y además hace que su mujer y su hijo escapen. Si Pinhead no fuera a paso de tortuga, a lo mejor los pillaba, pero prefiere ir por ahí en plan Jason.

La mujer encuentra la caja, aprende a utilizarla en 4 segundos y envía al perrete de ahí arriba al infierno. Mientras, Angelique rapta al hijo y convence a John para que ponga en marcha la megapuerta del infierno. Lo consigue, pero John muere entre medias. Sin embargo, la mujer activa la caja y se carga a Angelique, a Pinhead y al edificio-caja-megapuerta. La mujer y el hijo se han salvado.

Volvemos al futuro, al 2127, y el Doctor Merchant continúa contando la historia de su familia y su maldición. Ahora los demonios están sueltos por la nave, y… Por si acaso no sigo contando nada, tendréis que descubrirlo vosotros si no lo habéis hecho ya. Hay quien defiende el final, hay quien lo repudia. A mí me gusta.

Como epílogo, insisto en mi reflexión: aunque la película esté bastante guay narrada y la historia que entrelaza todas las pelis sea cojonuda, lo que aquí falla principalmente son las interpretaciones, paupérrimas, que hacen que la peli en general desluzca mucho. La historia mola, y el maquillaje es acojonante; los actores y sus capacidades artísticas apestan.

Llegados a este punto, no sé porqué el director decidió no acreditarse, porque su trabajo no me parece nada malo. De verdad.

Os dejo el tráiler y una recomendación: miradla, pero sin hacerle demasiado caso. Hellraiser ya no es lo que era, pero es una saga que hay que respetar.