Ya están aquí. Probablemente tú no les veas. No irán a tu casa ni a la mía, sino a la sede del Gobierno y a las de los bancos rescatados para ver si, efectivamente, como decía el Ministro de Guindos, hemos hecho los deberes y nuestra salida del rescate es realmente limpia. Se supone que de ser así, la Troika no volverá a aterrizar en España y seremos el primer país europeo que se escapa de su tutela.
La Troika, esos señores de traje que vienen a España desde la Comisión Europea, el BCE y del Fondo Monetario Internacional para ver qué estamos haciendo con su dinero (ése delrescatequefueperoquenofue), tendrá que analizar las reformas que el Gobierno ha llevado a cabo en este tiempo y cómo se está comportando nuestra economía para ver si al final, hay brotes verdes de verdad o son un espejismo más en el desierto de esta crisis.
El problema fundamental que estos señores de traje ven en la economía patria, es el crédito, que no llega, porque los bancos no lo sueltan a pesar de haber sido rescatados para ello, y eso hace que las empresas no inviertan, que los empleadores no empleen y que los consumidores no consuman, con lo cual, el panorama, a pesar de que nos dijeron que España no necesitaría más ayudas, sigue siendo un podo desconcertante. Hay quien ya saca pecho, fuegos artificiales y gorritos de fiesta y matasuegras para celebrar lo que, ellos desean, que la Troika diga de nosotros en su informe. Que hemos sido buenos, hemos hecho los deberes, nos hemos esforzado mucho y todo irá bien.
A costa de qué, me pregunto. Que a veces cuando se habla de la economía financiera, se dejan las finanzas pequeñas, las de las familias y los pequeños empresarios, de lado. Como si no existieran. Por no hablar de la polémica con las eléctricas, que salta a la palestra en los días menos indicados, como cuando viene visita a casa y alguien menciona la última discusión en la cena de Navidad; o las dudas que cuestionan a las agencias de (des)calificación, que dan las mejores notas a sus mejores clientes.
Independientemente de las asignaturas pendientes y de la nota que nos de la Troika, yo les recomendaría, si de verdad ésta es su última visita, zamparse una buena paella y una racioncita de jamón.
Por si las moscas.