Iris Murdoch
Con todo, quizá el mayor logro de Murdoch en Henry y Cato se debe a la consecución de un magnífico equilibrio entre las tramas personales, las reflexiones (además de las mencionadas, se habla de arte y literatura por los intereses de Lucius Lamb y Henry), el suspense intenso de la segunda parte y, en general, una diversión constante por el estilo incisivo, irónico y sofisticadode la autora, brillante tanto en la descripción como en la recreación precisa de las voces de los personajes en unos diálogos que muestran a la perfección su diversidad de orígenes y caracteres. Maravillosa, en definitiva.Las imágenes corresponden a dos obras de Max Beckmann (Leipzig, 1884-Nueva York, 1950), pintor expresionista de la Nueva Objetividad al que se hace referencia en la novela porque Henry dice estar escribiendo un libro sobre él. Estos dos cuadros son, por orden de aparición, La noche (1918-1919) y Carnaval (1943).