Revista Cine

"Her", estamos tan solos que nos enamoramos de nuestro sistema operativo

Publicado el 24 febrero 2014 por Carmelo @carmelogt

Samantha, ¿dónde estás?, ¿estás hablando con alguien más?, ¿con cuántos estás ahora? -Sólo me he enamorado de 600 y pico más, Theodor.

Esta revelación del sistema operativo de Joaquín Phoenix es casi aterradora, ¿verdad? Nuestro ordenador nos pone los cuernos con muchos a la vez, y resulta que nuestra vida está tan sumamente vacía que nos hemos enamorado de él, bueno, de ella, la voz de Scarlett Johansson.


La conmovedora y original nueva creación de Spike Jonze nos adentra en un futuro no tan lejano. Los sistemas operativos adaptados a los deseos del consumidor están muy cerca. Pensemos en cuantos –me gusta- necesitamos en Facebook para sentirnos un poco mejor, en las horas que pasamos en twitter, por ejemplo, para darnos cuenta de nuestra dependencia, ya emocional, de nuestro pc.
Me parece brillantísima “Her” y de rabiosa actualidad, porque pone el énfasis en la soledad de la sociedad actual, del individuo actual. Theodor (Joaquín Phoenix) se siente tan solo y con la sensación de haberlo hecho ya todo en esta vida, que prácticamente lo único que le queda es un mundo virtual. Su vida tiene mucho de virtual. Escribe cartas bonitas para personas que seguramente no conoce en persona y nunca conocerá. Acaba de romper con su mujer y vive sólo en una gran ciudad. ¿Les suena de algo? A mí sí. Creo que es el síntoma de la sociedad moderna.
Así que por muchos detractores que pueda tener Her, o Spike Jonze, yo le doy más que un notable. Hay que tener valor para contar una historia así en este momento. Es una propuesta muy arriesgada, de la que sale triunfador. Además, posee un actor en pleno rendimiento, un Joaquín Phoenix, muy conectado a la pantalla, nunca mejor dicho.
Her tiene 5 nominaciones a los Oscar. Y sin embargo Joaquín Phoenix no está nominado. No me parece demasiado acertado, pero en fin.
Sin duda, este relato nos advierte del peligro de la deshumanización de las relaciones entre las personas.
Algo tendríamos, quizá, que cambiar para no terminar en los brazos de nuestro ordenador y no hacer depender nuestras emociones de ello. Porque además les estamos haciendo un gran favor a los fabricantes de sistemas operativos como OS, o sea, Samantha

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