Hoy os recomiendo el trabajo de un artista sublime, cuyo arte reside en la dirección y composición de la armonía del sonido: Herbert von Karajan. Este compositor ha sido uno de los directores de orquesta más aclamados en todo el mundo con una trayectoria envidiable.
Nació en en Salzburgo en 1908 y su vida estuvo marcada por la música ya que su padre era clarinetista aficionado y su hermano organista, en cuanto a él sabía tocar el piano hasta que decidió, con el impulso de su maestro Brhard Paumgartner, viajar a Viena para interesarse por la dirección orquestal. Su debut lo realiza dirigiendo la obra Salomé Festspielhaus de Salzburgo, con 21 años. Fue nombrado maestro de capilla en la Ópera Estatal de la ciudad de Ulm, en Alemania un logro con el que aprendió a afrontar y aspirar a retos mayores tales como la dirección de la filarmónica de Viena, que dirigió entre 1934 y 1941. La Segunda Guerra Mundial y el Tercer Reich hicieron mella en Karajan a pesar de algunos éxitos como Tritán e Isolda o Fidelio con la Orquesta Filarmónica y la Ópera Estatal de Berlín. En la posguerra continuó destacando con sus trabajos, aunque muchos le criticaba por su vinculación con el régimen nazi, que únicamente usó para continuar componiendo.
También fue un impulsor de la tecnología, interesándose por el sistema de grabación. Con el apoyo a este sector aparecieron los primeros prototipos del CD convencional, con una capacidad pequeña en la que apenas entraba una Sinfonía de Beethoven. Con una carrera espectacular y alguna que otra polémica, Karajan es uno de los maestros de la música clásica.