Sí, porque tras mis buenas intenciones de la semana pasada, caí again al pozo de la enfermedad. En total, llevo unos diez días off, que se dice pronto. Que no era gastroenteritis, que era una gripe de manual, con síntomas estomacales. Y os ahorro los detalles.
Ya estoy casi bien, si no fuera por una afonía que me ha dejado al más puro estilo Gracita Morales. Sin coña. Doy vergüencita, soy Gracita. Y os sigo ahorrando detalles, no vaya a quedar yo de quejica. YO.
Qué mala. QUÉ MALA.
En fin. Que aún no he editado las fotos del viaje a Granada -Marycheivis me va a matar- pero es que, con el estómago en tan delicada situación, era acordarme del viaje y, ale, más nauseas. Es lo que tiene pasarse tres días degustando exquisiteces granadinas. Que al final todos los recuerdos están impregnados en olores y sabores de comida. Ergo, nauseas. Pero ahora que ya voy mejorcito, prometo que las edito pronto. Veréis qué bonito todo.
Y nada, me voy a poner una serie y a ver si descanso un poco y me repongo. En estos días he pensado mucho en los libros de Los Cinco y similares porque cada vez que se cogían una gripe se los llevaban de viaje para que les diera el sol y ganaran fuerzas y de paso resolvieran misterios en lugares exóticos. Pues yo, lo mismo. Necesito una cura de reposo, en plan balneario decadente, con mucho dormir y mejor comer y ver pasar la vida como si nada.
Pero como la vida no es un libro de Los Cinco -una pena- me conformaré con dos días libres y mi ordenador. Que no es poco.
¡QUÉ MALA!
¿Quejica yoooooooo?