Refugiando la mirada en el horizonte, oyendo el batir de la eternidad en Bermeo (mayo,2011).
Últimamente soy un edificio derrumbado al borde de mi cama o una lluvia de resuello en la ducha. Las postales de ánimos, los vuelos de sonrisas esperanzadoras, los logros ficticiamente enaltecidos por las grúas del recuerdo, desvanecen al chocar con un rompeolas de sueños. Dudo si gritar y desisto; pero le susurro al viento que se compadezca de esta larga espera.
A veces quisiera que esta herida de guerra sea una herida de guerra, sin más. Que las escaleras, los peldaños dejaran de recordar mi desamparo. Que sea tan solo una cicatriz. Nada más. Pero frente al espejo veo al inquisitivo miedo que nunca se abandona y todo aliento somnoliento, todo sueño se desvanece. Siento una concavidad en mí, una abolladura mal camuflada que no me permite comer, reír, soñar (despierto). I wish that I was bullet proof, fuerte, entender la complicidad que tejen los rizos de espuma con las olas. Pero no hay remedio, aunque me mientan con dulzura.
He naufragado.