María, que es lectora habitual del blog, me ha pedido que hable de cómo ha asumido el Chiquinini la llegada de su hermana.
Resumiendo, todo ha ido bastante bien. Obviamente la pequeña requiere casi todo mi tiempo, especialmente por la lactancia materna, pero el Chiquinini lo ha asumido, me hace gracia porque ahora nos incluye a las dos en el mismo lote:
"Dónde están mamá y Chiquinina?" "Voy a dar un beso a mamá y Chiquinina" "Me quedo con mamá y Chiquinina ", etc.
Creo que de algún modo estaba bien "mentalizado" de la llegada de su hermana y lo ha asumido con mucha naturalidad. La quiere mucho, le gusta cogerla, darle besos, dice que la quiere mucho, etc. Lo que no ha llevado tan bien es la parte de mi tiempo que le ha robado, claro, y cuando le doy el pecho a la niña, el Chiquinini a veces se muestra muy rabioso, aprieta los dientes y me quiere pegar. Esta actitud sin embargo está remitiendo, cada vez lo lleva mejor, y en términos generales Chiquinini está muy contento y alegre.
Empezamos a hablarle del embarazo en los meses de verano, cuando la barriga empezó a ser evidente. Le explicamos que dentro estaba creciendo un bebé, su hermana. De ahí en adelante de vez en cuando le hablábamos de ella, de que él sería el hermano mayor y demás. Cuando se acercaba la fecha del parto, a veces Chiquinini preguntaba: "Ha salido ya Chiquinina?". Y cuando llegó el día en que desaparecimos mientras él dormía para ir al hospital a dar a luz, lo asumió con normalidad.
Cuando fue a ver a su hermana al hospital, flipó. Por lo pequeña y suave que era, y porque no podía andar ni coger los peluches, ni hablar. Fue muy gracioso. Y sobre todo muy emocionante.
Tenía muy claro que el bebé era parte de la familia. "No es un juguete, es mi hermana Chiquinina", respondió a alguien.
A veces la acaricia y con sus dos años y medio, como si fuera él tan mayor, le dice : "Ooooh, qué monada..." Me tengo que sujetar para no reirme. "Tú también eres una monada", le dije en una ocasión. Y me respondió que no, que él era un "monado".
Ahora Chiquinini me avisa a voces y corriendo cuando la niña llora: Mamá, Chiquinina quiere teta!!!, Mamá, Chiquinina quiere comer otra vez, Mamá Chiquinina llora, Mamá Chiquinina tiene hipo.
Los días siguientes al parto mi Chiquinini, al que de repente vi grandísismo ( pobrecito mío, le hice grande en 48 horas), estaba asombrado con mi barriga. La tocaba continuamente y decía sorprendido que ya no tenía barriga porque ya había salido la Chiquinina. También me dijo, muy observador él, "Mamá, ya te puedes poner tu anoraka".
En definitiva, no sabíamos cómo iría el encuentro de los hermanos, teniendo en cuenta que el Chiquinini es hijo, sobrino y nieto único. Nos ha sorprendido gratamente, y para su corta edad creo que está asumiendo este cambio muy bien.
A veces siento no poder dedicarle el 100% del tiempo, pero creo que un hermano es el mejor regalo, y además de algún modo está aprendiendo por ejemplo a esperar, y a compartir.
Es cierto que con la llegada del bebé el amor se multiplica, es una lástima que el tiempo sin embargo se divida.