En varios capítulos, dedicados al artista palentino Herminio Revilla, pretendo dar a conocer la vida y valores de este creador, un anticipo de lo que con el tiempo será un libro dedicado a este genial imaginero, hombre sencillo que goza de una actividad creativa con visión pedagógica.
Herminio Revilla ha sido una persona siempre preocupada por mantenerse al día en el mundo de la electricidad, electrónica, radio y televisión, "no me quedó más remedio que estudiar para mantenerme al día y promocionar en el trabajo". Debido a las posibilidades económicas de sus padres no pudo estudiar más allá de lo que pudo hacer en los maristas y en la Escuela de Artes y Oficios de Barruelo de Santullán. Pero siguió con sus estudios después de encontrar trabajo y realizó varios cursos por correspondencia de radio, televisión y electrónica. Su aprendizaje, facultades y dominio de este campo le permitió una continua puesta al día en la fábrica de Galletas Fontaneda, y promocionar. Herminio se ha pasado la vida entre cables, aparatos de radio, y realizando maquetas en movimiento; con el tiempo probó modelar los troncos de madera, lo que le permitió realizar prodigiosas esculturas utilizando maderas muertas. Un experimento muy positivo para el artista fue cuando se le ocurrió unir la madera con la tecnología, un ejemplo de su primoroso ingenio, del que se puede disfrutar en el museo.
Gratos recuerdos guarda Herminio Revilla del Servicio Militar, su destino en "la mili" fue el Sáhara, allí pasó dos años, en el Centro de Transmisiones, donde sus conocimientos y titulaciones le sirvieron para sustituir a un sargento especialista en reparaciones de telefonía. Gozó Herminio de un servicio militar placentero, y en ese Centro de Transmisiones pudo hacer lo que más le gustaba. Tan importante fue su trabajo en el ejército que cuando se licenció le sustituyó un sargento especialista en trasmisiones, lo que demuestra que Herminio Revilla era un experto en el mundo de la telefonía.
Boda de Carmen y Herminio.