Encuentro de Cortés y Moctezuma.
El Ayuntamiento de Guadalajara, Jalisco, fundamentó en 1921 su oposición a un monumento para Hernán Cortés, proyectado en la Ciudad de México por la Unión de Ayuntamientos Mexicanos, en siete cargos concretos contra el conquistador español.
Tal oposición dio motivo a una serie de ataques al cabildo tapatío por parte de un sector de la prensa capitalina, especialmente del periódico Excélsior, dirigido entonces por su fundador, Rafael Alducin.
Con este monumento, que finalmente no se hizo, se buscaba honrar la memoria de Cortés al cumplirse el Cuarto Centenario de la toma de Tenochtitlan, la capital azteca, el 13 de agosto de 1521.
Los siete cargos contra Cortés
Tortura de Cuauhtémoc.
El dictamen oficial del Ayuntamiento tapatío, aprobado por unanimidad el 5 de mayo de 1921, contiene las siete acusaciones contra el conquistador, cuyo texto es el siguiente:
1.- El acto inhumano e injustificado de mandar mutilar de ambas manos a 50 mercaderes tlaxcaltecas, so pretexto de espionaje que nadie pudo comprobarles.
2.- La feroz y alevosa matanza de más de tres mil individuos en Cholallán, y el pillaje e incendio de esa población indefensa.
3.- La perfidia inaudita empleada para con el monarca Moctezuma Xocoyotzin, y el asesinato perpetrado en éste antes de la evacuación de Tenochtitlan, en la memorable Noche Triste.
4.- El suplicio de Coauhpopoca, señor de Coyohuacán, el del hijo de aquél, y el de otros 15 nobles a quienes hizo quemar vivos por haber dado muerte a unos soldados españoles, obedeciendo para ello órdenes de Moctezuma y con estricta sujeción a las leyes del imperio.
5.- El tormento de fuego que por insaciable ambición de oro en Cortés y sus guerreros, mandó aplicar aquél a los desventurados monarcas Cuauhtemotzin y Tetlepanquetzal, porque no quisieron ni pudieron entregar los restos del tesoro de la monarquía azteca.
6.- El infame ahorcamiento de dichos soberanos y el rey de Acolhuacan, en unas ceibas de la comarca de Izancanac, y
7.- El uxoricidio infame perpetrado por Cortés en 1522, en Coyoacán, en la persona de su esposa legítima, doña Catalina Juárez Marcaida, con objeto de quedar libre para contraer nuevas nupcias con una señora de la principal nobleza española.
En pocas palabras, el Ayuntamiento concluyó que no procedía erigir un monumento a un sádico asesino, traidor, mentiroso, codicioso y ladrón.
Airadas reacciones en México. El ataque de Excélsior
Dios Huitzilopóchtli. Código Telleriano-Remensis.
La posición asumida por el cabildo tapatío desató airados ataques en su contra en la capital del país, entre los que destacó el editorial publicado por Excelsior el 10 de mayo de 1921, que bajo el título “La propuesta de Huichilobos” (así llamaban los primeros frailes y conquistadores españoles al dios Huitzilopóchtli), acusó al gobierno de Guadalajara de “querer mantener vivos y perennes, con el celo de una vestal, los rencores de 1521″.
Sostuvo que Hernán Cortés construyó la actual nacionalidad mexicana y que “nuestra organización como pueblo se caracteriza más, para fortuna nuestra, por los elementos civilizadores de España, que el Gran Conquistador aportó, que por los residuos de barbarie indígena que nos quedan, y que el progreso hará desaparecer totalmente para sepultarlos en los museos de antigüedades históricas”.
Luego, el mismo editorial se pregunta “si los señores munícipes tapatíos prefieren la escritura jeroglífica y los dialectos indígenas, inarmónicos y pobres, al habla de Castilla, sonora y limpia como una campana de plata, así como los sacrificios humanos y la bárbara esclavitud en la que se encontraban los pueblos de Anáhuac antes de la conquista; si sus oídos se regalarán más con el teponaxtle y la chirimía, que con la música de las Vitorias, Salinas y Guerreros”.
Y remató:
“Quizás el muy ilustre Ayuntamiento a que nos referimos eleve su emoción hasta el éxtasis ante una de aquellas pinturas deformes que solían ejecutar los artistas del Imperio Mexica, y desprecie olímpicamente los lienzos de Velázquez y Murillo, del Greco y de Ribera… Todo puede suponerse, después de sus palabras en que duda que Cortés haya sido realmente civilizador”.
Respuesta de la Gaceta Municipal a Excélsior
Monumento al Mestizaje en la Ciudad de México.
En el mismo tono virulento y sarcástico, la Gaceta Municipal de Guadalajara, órgano oficial del Ayuntamiento, dirigido en aquel tiempo por el historiador Luis M. Rivera, respondió en su edición del 15 de mayo al editorial de Excélsior señalando, entre otras cosas, que “no creemos en el símbolo de la fusión de las dos razas, aborigen y blanca, sintetizado en la unión de don Hernando Cortés y La Malinche”, pero que si tal fuera el caso, el monumento proyectado para el conquistador debería erigirse a su teniente Hernández Puertocarrero, ya que éste fue el primero que estuvo unido a La Malinche “varios meses antes de que Cortés se la quitara para simbolizar con ella la fusión de las razas y echar los cimientos de nuestra nacionalidad”.
Sostuvo, asimismo, que los actos reprobables de Cortés no pueden quedar opacados por el brillo oropolezco de sus buenas cualidades guerreras, ni por las políticas de que dio a veces pruebas, “porque esos actos, aun juzgados con el criterio dominante hace cuatro siglos, son crímenes atroces que debieron haberlo conducido a la horca y a la hoguera”, y si logró escapar de una y otra, agrega, no se debió al fallo absolutorio de un tribunal competente y justo, sino a que Carlos V mandó dar carpetazo a las acusaciones, tanto para premiar a quien gratuitamente le había donado el imperio más rico y extenso del Nuevo Mundo, como por no desprestigiar a España.
Tal era el tono de la polémica suscitada hace 93 años, al recordarse el Cuarto Centenario de la Conquista de México. ¿Qué nos espera en los próximos años, en ocasión del Quinto Centenario?