Hernández 2010

Por Agora

A veces muda, fría de naufragios.

A veces, luna grande coronada

como yo de laureles torrenciales.

De anochecida paso por el río,

corro por el camino ensangrentado.

Aladas y desmemoriadas almas,

el avión y la garza y el vencejo

compiten reiteradamente solos

en la púbica fronda de las cañas

Parecen sus antiguos compañeros

que, al pasar, le miraban y miraba

también con esos ojos culminados

que luego abatirían, como piedras,

las escalofriantes estaturas.

¿Será esta sombra, negra silueta,

la de entonces, la misma innominada

siniestra, recortada fortaleza?

¿Seré narcotizado por la vega,

por la sangre que bebo de sus hojas

y que pintan mis labios como labios?

De anochecida corro por el río,

sabor a bayas, moras negras, negras

como el eco feraz del sacrificio.

(Orihuela, Octubre de 2010)

Santiago Romero Portilla