Héroes del pedal: albert bourlon, de fuga en fuga

Por Elpedalnoticias.com

El 16 de octubre de 2013 murió a los 97 años Albert Bourlon, quien no sólo protagonizó una increíble fuga de un campo alemán de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial sino también la más larga de la historia del ciclismo, durante el Tour de France de 1947.

Carcassonne, 11 de julio de 1947. Tan solo tres años atrás, las fuerzas de la Alemania nacional-socialista y sus sucedáneas del régimen francés de Vichy campaban por las calles de aquella vieja aldea en el corazón de Languedoc. Ahora se disputaba la primera etapa de montaña en los Pirineos, tras el impasse de la Segunda Guerra Mundial que interrumpió la celebración del Tour de France entre 1940 y 1946.

En la línea de partida esperaban la señal de inicio Jean Robic -que ganaría la general de aquel año-, Ferdinand Kübler -que lo haría en 1950-, el escalador Pierre Brambilla y el líder provisional René Vietto. Además aguardaba sobre su bicicleta Albert Bourlon: discreto pedalista nacido hacia 1916 en Sancergues -tierra de modestos campesinos y asiduos peregrinos jacobeos- profesional desde 1937 y con una más que particular historia de vida.

Siendo trabajador de la fábrica Renault durante la guerra, Bourlon había sido recluido en el campo de prisioneros alemán de Sagan, Polonia. Tras intentar escaparse sin éxito en dos ocasiones fue trasladado a Ravensbrück, en Fürstenberg, Alemania. Allí Bourlon logró fugarse en 1943 y tras atravesar Chequia, Eslovaquia, Hungría y el río Tisza a nado, llegó a Rumania. Entonces Bourlon volvió a subirse a una bicicleta e inauguró su segunda etapa de ciclista ganando la Bucarest-Ploesti-Bucarest (1944).

Aquella mañana en Carcassonne, Bourlon desconocía dos hechos: que aquel sería el único Tour de France que disputaría en toda su vida y que ese 11 de julio conseguiría algo recordado durante décadas en los anales del ciclismo.

Apenas iniciada la etapa, Bourlon decidió irse en solitario. Las escasas crónicas cuentan que muchos del pelotón lo miraron con sorpresa e incluso alguno que otro sin disimular una sonrisa incrédula. Quedaban nada menos que 253km. que incluían el Portet d’Aspet, el col de Port y Luchon, en el corazón de los Pirineos.

Aún así 8:10:11hrs. después el ciclista de Sancergues cruzó la meta en solitario ante la mirada atónita de los espectadores. Bourlon no sólo se quedaba con una valiosa etapa de montaña sino con el peculiar distintivo de protagonizar lo que sería hasta el día de hoy la fuga más larga jamás protagonizada en el Tour de France. Y no lo hizo por un margen menor ya que el segundo en arribar (Norbert Callens) lo hizo más de un cuarto de hora después.

Ese mismo año Bourlon ganó el Paris-Bourges, la Route Nivernaise y los Critérium de Ussel y Montluçon. A pesar de ello Bourlon no volvió a correr en la gran ronda gala. Sostenía que ningún equipo se interesaba por sus servicios debido a su pertenencia al Partido Comunista francés. Algo que molestaba a Jacques Goddet, entonces director del Tour. Sin dudas 1947 fue su mejor año. Poco después, en 1951, se retiró del profesionalismo.