LA JAULA
La víctima es introducida en una estrecha jaula de madera o metal, situada a la intemperie, desnuda o semidesnuda. Allí se la deja morir lentamente, de hambre y sed, mal tiempo y frío en invierno o quemaduras solares en verano. Este tormento puede suponer el último eslabón en un proceso de tortura previo realizado sobre esa víctima. Una vez muerta, el cadáver de la víctima es alimento de todo tipo de animales. La utilización de este tipo de jaulas y la exposición de los condenados a la vista del público general, se utilizó como medida de escarmiento moral en algunas ciudades europeas (como Mantua, Münster o Venecia). En ocasiones los cadáveres se cubrían con resina para evitar la descomposición y sus miembros sujetados con correas para evitar el desmembramiento, manteniendo de esa forma más tiempo el ejemplo a la vista de todos.
LAS BOTAS
Las piernas de la víctima eran situadas entre dos tablones de madera y atadas con cuerdas. Entre las cuerdas los torturadores ponían cuñas que martillaban violentamente. Cada vez que una cuña era martillada, una porción muy fina del hueso de la espinilla era destrozada. Los atormentadores podían martillar al menos una docena de cuñas encima y debajo de las piernas. Cuando las botas eran removidas,los fragmentos de hueso caían a pedazos y la piel. Las piernas solo servía de bolsa para contenerlos.
LA TORTURA DEL AGUA
Luego, los guardias deslizaban un tubo por el pasaje nasal de la víctima y llenaban su barriga con agua.
Una vez que terminaban, los guardias patearían y golpearían la parte media de la víctima hasta que su estómago reventara y se muriera.