Aunque el cómic vietnamita o mạn họa tiene una tradición secular, como sucede en el resto de Extremo Oriente donde, recordemos, el grabado se popularizó mucho antes que en Occidente, es en los años 30 del siglo XX cuando el género se implanta con fuerza en la prensa.
En 1954, Vietnam se libera de casi 70 años de dominación francesa… pero en unos meses comienza un guerra fratricida entre el Norte y el Sur que se prolongará hasta 1975.
Inspirada en la serie de animación Voltron (1981, coproducida entre la nipona Toei y la yanqui World Events), Hesman (“He’s man”, o sea: “Es un hombre”), el héroe protagoniza también un mecha –robots gigantescos- y está ambientado en el siglo XXIII.
En muchos de sus capítulos podemos encontrar dinosaurios, o como los llaman allí, khủng long. Algunos de estos terópodos –ceratosaurios, alosaurios y… bueno, terópodos indeterminados- son del tamaño de humanos, que se los tratan de quitar de encima a puñetazo limpio, otros se ajustan más a las proporciones que resultan de los fósiles que nos han llegado y también los hay robóticos que escupen rayos, por supuesto; a estos se les distingue porque los pilotos hablan desde el cubículo donde los pilotan, en la cabeza de los ingenios. Porque los dinosaurios de verdad lo que hacen es gruñir, y en vietnamita se gruñe “Grừ!”.