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MÚSICA
Heterodoxia suiza
Publicado el 20 noviembre 2016 por
Pablosiana
@pablosiana
Sábado, 19 de noviembre
, 20:00 h
. Conciertos del Auditorio, Oviedo:
OCL
(
Orquesta de Cámara de Lausanne
),
Renaud Capuçon
(violín),
Joshua Weilerstein
(director). Obras de
F. J. Haydn
,
L. Bernstein
,
Ligeti
y
R. Schumann
.
Entendiendo el adjetivo
heterodoxo
como "
disconforme con hábitos o prácticas generalmente admitidos
", el concierto de la Orquesta de Cámara de Lausanne en esta gira europea que recalaba en la capital asturiana dentro de su ciclo, así resultó por autores y obras que compartieron programa, algo habitual en los suizos, por un lado mostrando una versatilidad a prueba de estilos y épocas pero sobremanera teniendo al frente a
un joven director
preparado y plenamente convencido de hacer sonar compositores vivos (o más cercanos que los llamados "clásicos") en una labor pedagógica necesaria a pesar del disgusto para cierta audiencia constreñida por cierta comodidad auditiva que parece negarse el esfuerzo por catar sabores distintos o al menos de leerse las notas al programa (esta vez a cargo de
la asturiana
Lorena Jiménez
) y no preguntarse qué sucedía en el
último movimiento
de "
la 60 de Haydn
", como subrayando el sobrenombre de la misma.
Porque fue
F. J. Haydn
y su
Sinfonía nº 60 en do mayor, Hob. I/60, "El distraído"
la encargada de abrir boca en una plantilla ideal para esta obra que gozó de más fama que la actual, bien llevada por un
Weilerstein
con las ideas claras en cuanto a planos y dinámicas que los músicos suizos interpretaron a la perfección, detalles como colocar el fagot al lado de los cellos buscando color y dinámicas plenamente clásicas así como el empleo de los timbales "antiguos" (sin pedales) detrás de ellos, si bien las trompetas fueron de pistones (un detalle más visual que acústico) flanqueando con las dos trompas (sabor hispano) a los oboes. El gesto del director en el
Prestissimo
buscó la complicidad de un público no instruido previamente con toda la carga de humor habitual en "
Papá Haydn
".
Cercano en el tiempo y popular aunque no siempre (re)conocido genio de la dirección, composición e intérprete de piano al menos singular,
L. Bernstein
(1918-1990) compuso su
Serenata para violín y orquesta sobre "El Banquete" de Platón
(1954) por encargo de la
Fundación Koussevitzky
(también
para el
Ligeti
de la segunda parte) al músico norteamericano, dedicada a la memoria de Serge y Natalie Koussevitzky que contó con el violinista
Renaud Capuçon
, de nuevo en Oviedo, como solista de esta inusual y original composición para orquesta de cuerda, percusión y solista llena de novedades para su momento que hoy resultan tan "normales" como el Haydn anterior, cinco movimientos verdaderos cantos al amor platónico, verdadero simposio, placer y dolor, intimismo y voluptuosidad hechos música, diálogos complementados donde el
Guarneri del Gesù “Panette”(1737)
que perteneciese a
IsaacStern
(el mismo que estrenase esta obra y comprado para Capuçon por la Banca Svizzera Italiana), transitó por todos los estados anímicos, sonoridades y buen gusto desde sus primeras notas solo, esfuerzo y ejercicio interior más que extroversión y sin efectismos aparentes en una lección del maestro bien asumida por su
alumno francés
desde un perfecto entendimiento con
Weilerstein
y la
OCL
, contando con amplia percusión, reforzada para esta obra, funcionando como un reloj suizo, más unos solistas de primera en toda la cuerda (más el arpa), especialmente el diálogo con la chelista inglesa
Catherine Marie Tunnell
. Siempre de agradecer volver a escuchar a
Bernstein
en estas obras poco transitadas y tan vigentes como entonces, con la "firma" de
Lenny
en muchos pasajes más allá del jazz o las músicas judías.
Programar a
G. Ligeti
(1923-2006) sigue siendo un reto y más sus
Ramificaciones para orquesta de cuerda
(1968 por la exigencia técnica a una cuerda específica que debe tocar "desafinada" por exigencias del autor.
Weilerstein
se encargó de avisarnos antes de escucharla leyendo en perfecto español y haciendo gala de su "química con el público" que no intentásemos escuchar la música sino pensarla como un cuadro de Pollock, casi una sinestesia porque Ligeti siempre supone imágenes, personales o ajenas aunque el paralelismo pictórico y cinematográfico resulte más cercano a muchos, si bien
Pollock
tampoco convenza a quienes no les gusta
Ligeti
(quien siempre declaró "enemigo de las ideologías en el arte"). Lo dicho de abrir la mente y el oído. La
OCL
y
Weilerstein
volvieron a demostrar su calidad y simbiosis para
esta partitura
complicada que resultó necesaria y complementaria de un concierto "clásicamente heterodoxo" como en principio pensé titularlo.
Y es que cerrando el círculo estaría
R. Schumann
y su
Sinfonía nº 3 en mi bemol mayor op. 97, "Renana"
con la orquesta realmente al completo (todos los refuerzos traídos para la ocasión), que nos dejaron una interpretación profunda, limpia, de tiempos bien resueltos, equilibrios a pesar del despliegue de metales con líneas melódicas siempre claras destacando la rotundidad emocional por el empaste alcanzado entre todas las secciones del
Nicht schnell
y la ligereza brillante del
Lebhaft
, sonido impoluto, equilibrado (bravo por el cuarteto de trompas con tres españoles), vivo pero sin excesos, paladeando timbres y dinámicas en una versión de ideas precisas que se transmitieron sin dudas desde el podio a la formación suiza en esta
última sinfonía
(aunque lleve el número tres) del romántico alemán cerrando la forma con la que el padre de la misma abría velada plenamente heterodoxa.
Foto ©San Diego Symphony
La propina ese
Boccherini
cinematográfico de la música nocturna de Madrid "traducida" por
Weilerstein
(a quien se lo rifan muchas orquestas mundiales) como de Oviedo, dejándonos nuevamente a esa cuerda camerística y virtuosa con protagonismo para los "segundos" y un tiempo vivo que permitió a los cellos sonar como uno pese al aire elegido. Tendremos que seguir a este premiado del
Concurso Malko
en 2009 porque los daneses siempre han tenido buen ojo (quizá oído) para los directores prometedores. Sobre la visión cultural de
los regidores
mejor no hago leña del
árbol caído
(espero álguien vea las consecuencias) pero ni conocen la historia ni se preocupan en estudiarla, aunque tampoco calculan la inversión (que no gasto) en publicidad que supone
este Oviedo musical
, amén del beneficio económico en muchas áreas (la propia donde debemos sumar todo lo referido al ocio como restauración, alojamientos, pequeño comercio, transporte, etc.) porque no suelen ser habituales de los conciertos, las óperas o
las galas
con entrada gratuita...