¡Recién descubierta! Merece la pena darle una escuchadita, y si de paso os fijáis en la letra, mejor. La canción llega a todos los oídos, lo que vengo a contar a continuación está dedicado a las féminas.
Ayer hice un alto en el camino y me dí un capricho. Con estos fríos que nos han ido acompañanado que ahora parecen marcharse, mis manos se han visto muy dañadas, tan ajadas que ni yo misma quería darme cuenta, y ahora que tecleo con ellas me alegro de haber tenido aquella idea: probé a dejarme hacer la manicura. Me dije ¿porqué no? Siempre me la hago yo... Y la experiencia me encantó. Fuí a Nenha, en el número 64 de la calle Jorge Juan, junto al Teatro Nuevo Alcalá (metro Goya o Príncipe de Vergara). ¡Os lo recomiendo!
Me gustó mucho el sitio, muy tranquilo (quizá por ser un lunes a media mañana, quizá por el buen día que acompañaba...) y la atención cuidada hasta el más mínimo detalle. Desde entonces voy con cuidado para no dañar la obra de arte... Manicura brasileña se llama, ¡no os digo más! Masaje de manos, productos para darles vida de nuevo, tiempo para que sequen bien las uñas tras cada fase de cuidado y cada capa de esmalte... -yo escogí Blue Satin, de Chanel -. En definitiva, una superficialidad quizá, pero que sube el autoestima y te anima a seguir con la agenda intermitente, que buena falta hace en estos tiempos corren.
Sólo se me ocurre a mí apuntarme a esto un lunes hasta arriba de cosas que hacer, y qué gusto. Porque poco a poco, el amasijo de ocupaciones terminaron por salir todas bien. Y cuando estaba apunto de terminar el día, me volvieron a sorprender. Así que no os preocupéis más de la cuenta si zozobráis o no encontráis como volver. Todo vuelve poco a poco a su ser.
Thought the thruth may vary this ship will carry our bodies safe to the shore...
¡Ánimo con el martes!