"La sociedad es en todos los sitios una conspiración contra la personalidad de cada uno de sus miembros." (Ralph Waldo Emerson)
La Lactancia Materna es un acto de amor infinito en el que madre Hijo no solo cumplen un mero acto físico en el que se provee y se recibe alimento, como los ojos de la razón solo podrían verlo. Es mucho más que una función orgánica en la que un ser pasa un fluido de nutrientes a otro con el fin de garantizar la subsistencia de este último. Más allá de lo que nos puedan mostrar los ojos de la razón, cuando vemos a una madre amamantar a su bebé, estamos viendo uno de los intercambios de amor más intensos que cualquier función humana nos pudiera mostrar. Se trata de una especie de pacto que va mucho más allá delas funciones básicas animales de nuestra especie, o de cualquier otra. Se trata der una especie de “Aquí estoy, hijo” “Aquí estoy, Mamá”. Un pacto mágico. Cuando quieras contemplar el amor verdadero, este es uno de los actos donde mejor se expresa en su total magnificencia.
Pero aunque todo esto suene muy hermoso, existe una Guerra declarada de la Sociedad a la lactancia materna. Una guerra en la que cada vez se trata de acortar más el nexo Madre-teta-hijo en este hermoso y natural acto de “dar de mamar”. En la que se trata de involucrar un alimento creado en laboratorios (a partir de la leche de otra especie animal), que dice sustituir a la del pecho de la madre, como si de solo eso se tratara. En el que se utiliza el chupón (chupete) para satisfacer el instinto de succión del niño, como si también de solo eso se tratara. Donde se trata de reemplazar ese envase cálido, suave y repleto de amor llamado Teta por uno plástico, simple y carente de vida, llamado Biberón.
Una guerra donde muchos Pediatras son cómplices ciegos, mal informados por sus propias escuelas (Afortunadamente no todos) y confunden a la Madre diciendo que no puede dar de mamar, no tiene leche, el niño está bajo de peso, y una larga lista de “excusas de vendedor”, creadas para reemplazar o acompañar la teta real con la de plástico que se mide por onzas. Utilizando como referencia unos percentiles o tablas estándares de pesos y medidas, como si en vez de hablar de seres humanos únicos, habláramos de maquinarias diseñadas en serie a la medida de un ingeniero.
Una guerra donde la propia familia se encarga de hacerle la vida a cuadros (la mayoría de las veces sin darse cuenta) a la madre, quien no conforme con estar pasando por todo un proceso de cambios físicos, mentales y hormonales, debe también verse expuesta a una larga lista de juicios, observaciones, sugerencias, correcciones, críticas y en algunos casos hasta regaños que lejos de ayudar y dar paz, solo aumentan los niveles de confusión y estrés. Y lamentablemente convierten el hermoso intercambio de amor en una especie de acto condenable, que en la mayoría de los casos tratan de acortar a como dé lugar.
Todos hablan de su preocupación por la salud del niño: que si lo quieren ver gordito; que si debe tener los cachetes rosados; que si debe comer esto o lo otro, en vez de tanta teta; que si se va a malcriar y no servirá para nada. Y en muchos casos, estamos hablando de bebés que no llegan a los seis meses de edad.
Es lamentable y triste ver que cada vez son más las madres que comienzan a ver a la familia y el entorno más como un enemigo que como un apoyo. Y lo peor es que en la mayoría de los casos terminan cediendo (y no las culpo) ante tanta presión y terminan complaciendo a todos: suegros, padres, doctores, PAREJA. Trayendo como consecuencia el corte abrupto del tan importante nexo Madre-teta-hijo que debería ser inviolable por lo menos hasta que este último cumpla los dos años de edad. Y digo por lo menos, porque mientras más se prolongue, más beneficioso será para la salud, no solo física, sino también emocional del niño y del futuro adulto.
Pero existe una columna importantísima que debe convertirse no solo en apoyo, sino también en escudo y espada de la Madre y el bebé, en esta loca y despiadada guerra que la sociedad y el entorno le han declarado mientras amamanta; y es EL PADRE.
Es de vital importancia que el Padre se integre a este círculo de amor, que apoye, escuche, ayude en los quehaceres, dé amor, dé comprensión. Y lo más importante, COLOQUE EN SU LUGAR a todo, óigase bien, TODO el que se quiera meter en la relación Madre-Teta-hijo. Y con Todo quiero decir familia, médicos, vecinos, padres, suegros…….TODOS.
El nexo Madre-teta-bebé, debe estar rodeado solo de amor, paz, armonía y sobre todo de comprensión. Los juicios, las críticas y las observaciones están de más; no importa lo bienintencionados que sean, estorban. Cualquier cosa que altere a la madre o al bebé estorba. Cualquier cosa que aleje al niño de un futuro sano, no solo física sino también emocionalmente, estorba. Así que tú, PAPÁ, si me estás leyendo, coloca en una balanza por un lado la salud física, mental y emocional de tu pareja y tu bebé y por el otro la opinión del entorno. Y verás que la opinión de afuera se convierte en simple ruido. No solo eres un apoyo, eres una parte muy importante del nexo. Ustedes son un círculo, y absolutamente nadie debe romperlo!!!!!!!!
Por Elvis Canino